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17 de diciembre de 1917
Anónimo
Col. Asociación Cultural Abamia. Cedida por Francisco Sánchez Alonso, Pachu (Mestas de Con)
La idea de la inferioridad intelectual de la mujer consagró su desigualdad legal incluso en el ámbito de la educación. La Ley de Instrucción Pública de 1857, que estableció la escolarización obligatoria de las niñas, mostraba el papel secundario que se atribuía a la formación femenina: mientras los aspectos referidos a la educación de los niños se acompañaban de una norma de obligado cumplimiento, lo relativo a la formación de las niñas se proponía como simple recomendación.
La diferente concepción de la educación masculina y femenina se evidenciaba al establecer un modelo escolar segregado con currículos diferentes en función del sexo: los niños estudian Industria y Comercio, Breves nociones de Agricultura, Principios de Geometría, Dibujo Lineal y Agrimensura y Nociones generales de Física y de Historia natural; las niñas en cambio debían cursar Labores Propias del sexo, Elementos de Dibujo aplicado a las mismas y Ligeras nociones de Higiene doméstica. El resto de materias, Doctrina Cristiana y nociones de Historia sagrada acomodadas a los niños, Lectura, Escritura, Principios de Gramática castellana, Ortografía y Principios de Aritmética con el sistema legal de medidas, pesas y monedas, eran comunes.
La costura y el bordado eran algunas de las escasas ocupaciones socialmente aceptadas para que la mujer pudiera entretener sus ocios o ganarse la vida. Esto último haría la profesora de este grupo de jóvenes de Mestas de Con a las que vemos asistiendo a un curso en el que aprenderían a confeccionar desde figurines, hasta purificadores y demás elementos del culto, pasando por sábanas, pañuelos y almohadones, que serían luego bordados en las aburridas jornadas invernales.
Fotografía y comentario publicados en Pantín Fernández, Francisco José, Cangas de Onís 1918, vida en torno a un centenario, Cangas de Onís, Ayuntamiento de Cangas de Onís, 2018, pp. 272-273.