
c. 1910
Anónimo
Col. Pepita Borbolla (Ortigueru)
El 30 de diciembre de 1900 se abrió al público el Café Industrial, del que era propietario Juan Rodríguez, antiguo representante del Café de Labra. Estaba instalado en la calle San Pelayo, en el espacioso salón que había sido Teatro Zaragoza. Las reformas del local aún no estaban completamente terminadas pero se informa en El Auseva que «tanto el servicio de hacer café, mesa de billar como las mesas de mármol, que se elevan a 20, es todo nuevo, magnífico y cómodo».
En el Café Industrial se organizaban bailes, como el inaugural celebrado el uno de enero de 1901 «en obsequio del público en general», y se ofrecían representaciones teatrales en su salón-teatro, estrenado el domingo uno de junio de 1902 con la presencia de la banda de música de Cangas de Onís. Quince días después, la prensa local publica una reseña sobre las dos funciones que la compañía dirigida por Pedro Echeverría había dado en el Industrial, alabando las representaciones de las zarzuelas La alegría de la huerta y El dúo de la africana. A pesar de ser una de las mejores compañías que habían visitado la ciudad, que llevaba un año de ayuno teatral, el público no acudió con la afluencia que era de esperar.
El Merendero de Atanasio Martínez era otro lugar de moda en Cangas de Onís. Situado en la carretera nueva, frente a la estación del tranvía, tenía dos espaciosos solares en los que se celebraban bailes gratuitos las tardes de los domingos y fiestas de guardar. Allí se divertía la juventud bailando al ritmo de los sones del manubrio de Ludopi. En 1906, Atanasio Martínez adquirió un piano manubrio de 60 martillos y lira que estrenó con gran éxito de público el día 22 de abril.
El derribo del antiguo matadero en el mes de marzo de 1911 y la posterior apertura de la actual calle Emilio Laria supuso un importante beneficio para un establecimiento en el que se servían toda clase de comidas y que no dejaba de mejorar con nuevos aparatos, como el gramófono adquirido ese año en el que se escuchaban cantos asturianos, andaluces, zarzuelas y óperas, echando «discursos de todos calibres», o el moderno café de primera clase adquirido en el año 1912, convirtiéndolo en uno de los sitios preferidos por los cangueses para su ocio y esparcimiento.
Fotografía y comentario publicados en Pantín Fernández, Francisco José, Cangas de Onís 1918, vida en torno a un centenario, Cangas de Onís, Ayuntamiento de Cangas de Onís, 2018, pp. 190-191.