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Hace unos meses, una vecina de Cangas de Onís me preguntó por Francisco Beceña, extrañada de que un hombre que había sido tan importante, así se lo afirmaron, apenas fuese conocido en su ciudad natal.
Francisco Beceña González (Cangas de Onís, 1889-1936) fue un destacado jurista español, catedrático de Derecho Procesal en las universidades de La Laguna, Valencia, Oviedo y Madrid, y autor de diversas obras, entre las que destacan El interés del capital y la ley Azcárate contra la usura (1923) y Casos de derecho Procesal y Civil para uso de estudiantes (1925). Beceña fue el procesalista español más destacado del periodo inmediatamente anterior a la Guerra Civil Española y el protagonista principal de la renovación de los estudios de Derecho Procesal en España durante esa época.
Participó en la vida política como miembro del Partido Reformista de Melquíades Álvarez, que tendría continuación durante la Segunda República como Partido Republicano Liberal Demócrata con el que pretendió concurrir, en el año 1931, a las elecciones a las Cortes Constituyentes en una lista que compartía con Melquíades Álvarez, Adolfo Posada y Manuel Miguel de las Traviesas, entre otros. La candidatura fue retirada como consecuencia de los acontecimientos ocurridos en el mitin que celebró su partido el 19 de junio en el Teatro Campoamor de Oviedo, reventado por alborotadores que llegaron a derribar las puertas del teatro. Las palabras de Francisco Beceña González durante su discurso de aquél día, denunciando la colaboración del PSOE con la Dictadura de Primo de Rivera son, para algún autor, el origen de su asesinato en agosto de 1936.
Parece acertado considerar a Francisco Beceña como un político centrista pero aún hoy se discute si su centrismo era absoluto o estaba escorado hacia la izquierda o la derecha. Lo cierto es que a Beceña no le dio tiempo a identificarse, al estallar la guerra y en el supuesto de que lo hubiera hecho, con ninguno de los dos bandos contendientes. De su asesinato por izquierdistas no puede deducirse su pertenencia a la facción golpista, antes bien el escaso reconocimiento de su figura durante el franquismo, fuera de los círculos universitarios a los que perteneció, indican que no era una persona aceptada como verdaderamente afín. Cangas de Onís no le ha dedicado, ni durante la dictadura franquista ni en la etapa democrática, el merecido recuerdo que perpetúe su memoria y Francisco Beceña permanece en el limbo histórico de aquellos que carecen de banderías que los reivindiquen.
El libro (Francisco Beceña: un procesalista de primera hora, Barcelona, Atelier, 2017) de Manuel Cachón Cadenas es, como podemos leer en su contraportada, «un modesto homenaje a la memoria del gran maestro asturiano», pero no se trata de una hagiografía pues «el rigor histórico exige poner de manifiesto las muchas luces, pero también algunas sombras, que se encuentran en la trayectoria vital, académica y doctrinal de Beceña».
Manuel Cachón Cadenas es doctor en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona (1988) y actualmente es catedrático de Derecho Procesal de dicha universidad (desde 1993), de la que ha sido decano de la Facultad de Derecho y director de su Departamento de Derecho Privado. Con anterioridad, ha dedicado su atención a Francisco Beceña González en el libro Historias de procesalistas, universidades y una guerra civil (1900-1950) (Madrid, Universidad Carlos III, 2012), y en varios artículos publicados en Justicia: revista de derecho procesal (ISSN 0211-7754): «El concurso convocado en 1929 para la provisión de la cátedra de Derecho Procesal de la Universidad de Madrid: una historia turbia con un conflicto entre medios y fines» (Núm. 2, 2013, pp. 161 y ss.), «Primeras reflexiones de Francisco Beceña sobre el tema relativo a la selección y promoción de los jueces» (Núm. 2, 2014, pp. 551-554) y «Oralidad, escritura y poderes procesales del juez en el pensamiento juvenil de Francisco Beceña» (Núm. 2, 2015, pp. 531-532).
El procesalista y profesor titular de la UNED Juan Manuel Alonso Furelos ha reseñado este libro en la Revista de Derecho de la UNED (ISSN 2255-3436, núm. 21, pp. 633-639) destacando la importancia, contenido y calidad científica de la obra así como el gran prestigio y reconocimiento procesal del profesor Manuel Cachón Cadenas por sus monografías y artículos doctrinales así como por sus investigaciones dedicadas a los orígenes e historia de la moderna ciencia procesal española.
Una vez más hay que agradecer a nuestro amigo Paco Pantín que ayude a rescatar del olvido a personajes y hechos notables del pasado reciente – y a veces no tan reciente- de Cangas y sus aledaños. Esta vez le ha tocado el turno a Francisco Beceña, al que me vincula por línea paterna una relación familiar, al ser este primo hermano de mi abuelo Pedro Sarmiento Beceña.
Si bien la capital asturiana le dedicó una calle, al ser el catedrático Beceña uno de los referentes de su Facultad de Derecho, que también mantiene con su nombre el Seminario de Derecho Procesal de la misma, es cierto como apunta el escrito de Paco que Cangas, la ciudad que lo vio nacer, no parece haber demostrado especial interés en mantener viva su memoria. Tal vez el hecho de que, aún habiendo terminado su corta vida a manos del bando rojo, hubiese militado en un partido republicano no favoreció que, pasada la guerra , fuese honrado de la misma forma que lo fueron otras víctimas del terror fratricida que ostentaban una ideología más afín a la del bando vencedor. He leído el libro del profesor Cachón con especial interés y la obra constituye sin duda una investigación profunda en la vida y obra de mi ilustre pariente, trágicamente desaparecido a los cuarenta y siete años, cuando aún su brillante carrera como jurista y como docente podría haber alumbrado una obra mucho más extensa. Tal vez de la misma forma que Cangas ha honrado la memoria de su hermana Camila, el catedrático llegue a ocupar algún día un lugar más relevante en la memoria colectiva de su ciudad natal.
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