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Madrid, 1857 – Sotu Cangues, 20 de octubre de 1937. Relojero.

Nace en Madrid en el año 1857 cuando su padre, el librero Benito Miyar y Con, está realizando su retorno definitivo a Corao. Las difíciles circunstancias económicas del país y el pago de algunas deudas de la herencia de Antonio Miyar han dejado en delicada situación el negocio de librería que los Miyar regentan en Madrid desde hace tres generaciones.

En Corao asistirá, como los demás niños de la parroquia, a la escuela de Corao Castiellu donde aprenderá sus primeras letras. Completarán estas enseñanzas su padre que ejerce como maestro por algún tiempo al regresar a Corao y, quizá, su cuñado, Melquíades Vázquez Mariño, maestro de Instrucción Primaria, casado en el año 1864 con su hermana Armida. Aprenderá luego el oficio de relojero con su primo Basilio Sobrecueva Miyar, establecido en Corao desde 1871.

Diez años después, próximo a cumplir la mayoría de edad (veinticinco años por entonces), Basilio Sobrecueva, como curador suyo y de su hermano Roberto, se hace cargo de las acciones de la Compañía de Ferrocarriles y de la Sociedad de Impresores y Libreros del Reino que han heredado de su padre, para proceder a su venta. Valoradas en 50.000 reales, Benito Miyar había confiado su gestión a Juan de Dios López Moreno, vecino de Madrid.

El producto de la venta de estas acciones, ignoramos en qué cantidad, se utilizará para dar el impulso definitivo a la relojería de Corao, con la constitución de la Sociedad para la fabricación de relojes entre Basilio Sobrecueva y sus primos los hermanos Ismael y Roberto Miyar. En 1882, Basilio tiene construida y en funcionamiento la fábrica de relojes en la vega de San Nicolás de Corao y la importante capitalización que ahora recibe supone el despegue definitivo de la primera manufactura relojera existente en España. Los relojes de esta sociedad se fabricarán bajo la marca comercial “B. Sobrecueva Miyar y C.ª | Corao”.

Al fallecer el fundador de la relojería en el año 1890, se realiza la liquidación de la sociedad entre los padres de Basilio Sobrecueva, sus únicos y universales herederos, y los hermanos Ismael y Roberto Miyar. Dicha liquidación se realiza el 18 de junio de 1890 y como consecuencia de la misma, los Miyar, previo pago de 15.000 reales y otros conceptos, quedan al frente de todo el negocio de relojería, trasladándose al primitivo taller de Basilio, en la Calle l’Agua, abandonando el edificio de la fábrica y la finca donde su ubica, propiedad de los herederos de Sobrecueva.

Ismael Miyar

Ismael Miyar Álvarez

Se inicia una nueva etapa en la historia de la relojería de Corao que llevará a los hermanos Miyar, en sus primeros pasos en solitario, a instalar el taller en Covadonga donde fabricarán sus relojes bajo la razón “Miyar Hermanos | Covadonga”. El 24 de junio de 1890, el cabildo había acordado la concesión del permiso para instalar la fábrica en la llamada Cantina Vieja y en Covadonga se encuentran en septiembre de 1892, como deja escrito el Conde de las Navas:

Esta otra casa, la del señor Dosal, Alcalde de Cangas de Onís. Una manada de blanquísimos conejos juegan en el prado, y un bando de palomas revolotea sobre la fábrica de relojes de los Hermanos Miyar, dignos sucesores de Basilio Sobrecueva, de Corao, constructor del magnífico reloj que mide el tiempo perdido por nuestros diputados en el palacio de las Cortes[i].

Basilio Sobrecueva había mantenido conversaciones con el obispo Martínez Vigil para instalar en el santuario su industria. Por breve tiempo, los hermanos Miyar harán realidad este proyecto y durante su estancia en Covadonga, pondrán en marcha otro que Sobrecueva había tratado con su buen amigo Anselmo González del Valle para suministrar relojes de estación a la Compañía de Ferrocarriles Económicos de Asturias. En 1891, González del Valle requiere a los hermanos Miyar su disposición para cumplir un primer encargo de ocho relojes, pues desea saber a qué atenerse “para participarlo á la Cía. del f. c., pues no hay tiempo que perder”[ii]. Atendieron los hermanos Miyar este primer encargo para surtir de relojes las estaciones del trayecto Oviedo-Santander, haciéndose con una contrata de gran importancia en el desarrollo de la relojería de Corao. Algunos relojes, firmados por Ismael Miyar, todavía se pueden encontrar en las estaciones, la mayoría de ellos muy mal conservados por falta de mantenimiento[iii].

Después de su breve estancia en Covadonga, Ismael y Roberto Miyar se trasladan a Gijón, pero la experiencia gijonesa no resulta exitosa y a partir de 1895, tras el regreso a Corao, Ismael y Roberto Miyar se separan, quedando Ismael como continuador principal en la fabricación de relojes. En los primeros años, Ismael Miyar se instala en la galería construida por Basilio en la Calle l’Agua, en la misma finca donde su hermano Roberto ha montado su taller. Participa en la Exposición regional celebrada en Gijón en 1899, recibiendo la medalla de oro, acompañada de su correspondiente diploma. Por entonces, se ocupa en solitario de proveer de relojes a las estaciones de ferrocarril que hay entre Oviedo y Llanes y del ramal de Arriondas a Covadonga[iv].

En el cambio de siglo, Ismael Miyar mantiene correspondencia con su vecino Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias, establecido en Londres como gerente de la Compañía Salitrera Granja, Domínguez y Astoreca, que trata de revitalizar la industria relojera de Corao. De este tiempo conocemos algunas cartas, de los años 1899, 1900 y 1901. Eduardo Llanos indaga con Ismael Miyar la posibilidad de dar un impulso a la relojería de Corao, convirtiéndola de nuevo en industria o lo que al principio llaman “trabajar en grande”, de tal manera que se pueda crear trabajo y evitar la emigración, dando salida a los futuros alumnos de la escuela de Corao. Con tal objeto envía un cuestionario a Ismael Miyar sobre las posibilidades y necesidades, por entonces trabaja solo en el taller y no tiene relación alguna con su hermano Roberto.

En 1901, Ismael Miyar viaja a Gijón para tratar el negocio. Así, le dice a Eduardo Llanos que estuvo

con D. Rufino y un tal Somonte a quien v. conocerá; después de lastimarse como siempre de que una industria como esta debía de ponerse en grande pues además de los relojes que se hacen pueden hacerse cualquier otra maquina similar y si no díganlo los gramófonos que se hicieron y se están haciendo que según manifestación de los que los oyen superan a los extrangeros prueba de ello que cuando D. Rufino (este Sr. fue quien me trajo uno que sirbió de muestra y fue por lo tanto el iniciador de la construcción de ellos) enseñó el que hice para sí en Barcelona al representante de la casa alemana que allí lo bende, me mandó a pedir una de las piezas principales del aparato o sea el diafragma que es el que produce la boz, para mandarlo a la fábrica para que le viesen habiéndome encargado por ahora como prueba media docena de estas piezas; pues bien, como le digo se trató allí de benir a Corao el citado Somonte y un mecánico amigo de D. Rufino y estudiar sobre el terreno el mejor sitio para la instalación así como el presupuesto para la fábrica; y hasta la fecha todo ha quedado como estaba, no se si con tantas otras ocupaciones como tienen lo echarían en olvido, así que ya estoy desconfiado de que nunca se haga nada después de haber trabajado tanto para dominarlo. En cuanto a la ocupación de los muchachos de la escuela nada puedo hacer por mí solo mas que lamentar como v. que se bayan como lo están haciendo, pues ahora creo que se marcharon tres o cuatro de los más abentajados y esto es natural, porque aquí no hay a qué dedicarse; mi intención ya la conoce v. pero solo es imposible porque me falta capital que sin él veo que es tontería luchar y que poco sirbe hacerlo todo si no se hace con bentaja.

Y como el propio Ismael Miyar escribe, “fue otra de tantas promesas que se quedarán en proyecto”[v].

Con el tiempo, las ventas se van limitando a la región y a los asturianos que viven fuera de Asturias, la competencia de los relojes de importación es grande, pues su precio es mucho menor, al realizarse la construcción de los relojes de Corao de manera artesanal. Por ello fue preciso dedicarse también a la reparación de cualquier instrumento de precisión, a la construcción de fonógrafos para la galería “El Siglo”, de Barcelona, así como numerosas piezas para otros instrumentos que a causa de la primera guerra mundial se habían dejado de suministrar desde Europa al mercado español.

En la década de 1910 a 1920 traslada la relojería al lugar conocido como Las Paredillas (Sotu Cangues), en el cruce de las carreteras de Cabrales y Covadonga. Era un establecimiento al público donde se vendían relojes, no sólo los por él fabricados, sino también otros de diferentes procedencias. En su taller de Sotu Cangues recibirá la visita, en septiembre de 1918, del Muley Abd El Hafid Ben El Hassan, sultán de Marruecos entre los años 1908 y 1912, para quien construirá un reloj regulador de campana. En septiembre de 1918, poco después de las fiestas de la coronación de la Virgen de Covadonga el sultán visita Covadonga. El semanario cangués El Popular, del día 30 de septiembre recoge su visita:

Durante la permanencia en Covadonga del ex-Sultán de Marruecos Muley Haffid, tuvo éste noticia de que existía en nuestro concejo un notable artífice y dando prueba de lo mucho que se interesa por el adelanto de la industria hizo indicaciones al Dr. García Berenguer que le acompaña, que deseaba visitar los talleres de relojería que nuestro excelente amigo don Ismael Miyar tiene establecidos en Soto de Cangas.

Dos veces estuvo S. M. Scherifiana en dichos talleres enterándose minuciosamente de los trabajos que allí se realizan, quedando, según sus manifestaciones, altamente complacido de unas labores que por encargo suyo realizó don Ismael Miyar. El ex-Sultán que es de trato afable y sumamente simpático, encomendó a nuestro amigo la construcción de un reloj de pared, que con leyenda alusiva a su propietario, le ha de ser remitido a su casa de Madrid. Tenemos la seguridad de que el señor Miyar se esmerará en construir una buena obra de arte[vi].

En 1929, vende a la Comisión Provincial de Oviedo un reloj, péndulo de precisión, seguramente el que se encuentra en el despacho de la Presidencia de la Junta General del Principado, formando parte de la   colección artística de la Junta General del Principado de Asturias[vii].

En los últimos años, Ismael enferma, lo que repercute en el trabajo que se hace muy lentamente o no se hace. Los estudios de su hijo en el extranjero le ocasionan gastos muy elevados, por lo que no pudo culminar el nuevo establecimiento que estaba en construcción en dicho cruce de Covadonga, enfrente de Las Paredillas. Aquí falleció el 20 de octubre de 1937. Casado con Felisa Intriago, dejó cinco hijos: Armida, Isaura, Eloisa, Ismael y Amelia. Su único hijo varón quedará al frente de la relojería.

Ismael Miyar Intriago

Nacido en Corao el 30 de julio de 1904, personifica la tercera y última etapa de la relojería de Corao. Su padre queriendo consolidar y dar continuidad a la dinastía relojera que Basilio Sobrecueva iniciase en 1857, no escatima medios para dar a su heredero la educación más adecuada y esmerada, que le permita sucederle y aventajarle al frente de la relojería de Corao. Asumiendo los grandes sacrificios económicos que ello implicaba, lo envía al extranjero, primero a Bélgica, luego a Suiza. Pensionado por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Ismael Miyar Intriago cursa estudios en la Escuela Especial de Ingeniería de Lieja (Bélgica) obteniendo la titulación de técnico industrial, y luego se diploma en la Escuela de Relojería de Ginebra (Suiza). Completa su aprendizaje visitando, como cursillista, los establecimientos fabriles de su ramo en Francia y Alemania.

Ismaelito Miyar

Ismael Miyar Intriago. Fotografía: Benjamina Miyar Díaz.

De regreso a España, desempeña el puesto de profesor y jefe técnico en la Escuela Elemental de Trabajo de Cangas de Onís hasta que, por causa de la Guerra Civil, es desmantelada y desaparece la primera escuela de relojería de Cangas de Onís. Pero no sólo se destruirá la escuela, también el taller de Ismael Miyar Álvarez quedará arruinado y su hijo sufrirá pena de cárcel por sus ideales republicanos. Quedaba así gravemente herida la relojería de Corao.

En los últimos meses del año 1951, el Ayuntamiento de Cangas de Onís solicita al Patronato Nacional de Enseñanza Media y Profesional la creación de una escuela de relojería, aneja al Instituto Laboral “Rey Pelayo”. Las gestiones culminaron con el inicio de las clases en el curso 1954-55 aunque por dificultades presupuestarias las enseñanzas se suspendieron hasta los años 1959-60 en los que Miyar impartió cursillos monográficos de Relojería y Mecánica de Precisión que comprendían dos secciones: iniciación y perfeccionamiento, la primera destinada a alumnos nuevos y la segunda a los que ya habían recibido enseñanzas en cursos anteriores.

Ismael Miyar Intriago fallece en su casa de Corao el 15 de enero de 1964, a los sesenta años de edad, ejerciendo aún el oficio de relojero, pues recién había terminado el segundo de los relojes que el coleccionista Antonio Ríos Mosquera le había encargado[viii].

Francisco José Pantín Fernández

Artículo publicado en: Pantín Fernández, Francisco José & Meneses Fernández-Baldor, María del Carmen, Hombres y Mujeres de Abamia, Corao, Asociación Cultural Abamia – Excmo. Ayuntamiento de Cangas de Onís, 2012, pp. 179-186.

Notas

[i] Navas, Juan Gualberto López Valdemoro de Quesada, Conde de las, De allende Pajares : paisajes y cuentos, Madrid : El Conde de las Navas, 1903, p. 110. Del capítulo titulado “La Santina”, fechado el 28 de septiembre de 1892.

[ii] Carta de Anselmo González del Valle a Ismael Miyar. Oviedo, 14 de marzo de 1891. “Anselmo González del Valle | B.L.M. | al Sr. D. Ismael Miyar, su apble. amigo de Covadonga y le pregunta si recibió su carta sobre la adquisición de los 8 reloges (sic) para el 1º Junio á 500 pesetas cada uno y la instalación por cuenta de Uds. Deseo saber a qué atenerme para participarlo á la Cía. del f. c., pues no hay tiempo que perder”.

[iii] Casaprima Collera, Adolfo, Las horas de Oviedo, Oviedo, Corondel S.L., 1996, número 8 de la revista Oviedo, Ciudad Cultural, noviembre de 1996, pp. 71-74.

[iv] Fernández González, Emilio, “El pueblo de Corao” en El Auseva, Cangas de Onís, 12, 19 y 26 de junio de 1909, año XIX, núms. 950, 951 y 952.

[v] Carta de Ismael Miyar a Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias. Corao, 26 de octubre de 1901, dirigida a Londres.

[vi] El Popular, Cangas de Onís, 30 de septiembre de 1918, año III, núm. 96, p. 3. Era director del semanario Ángel Sarmiento González.

[vii] Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo, año 1929, núm. 116, 23 de mayo, p. 3.

[viii] Ambos relojes forman parte de la colección del Ayuntamiento de La Coruña, iniciada en el año 1970 con la donación del mencionado Ríos Mosquera. Vid. Visos Rodríguez, Mercedes, Montañés Fontela, Luis & Rodríguez, Juan, Colección de Relojes del Ayuntamiento de La Coruña, La Coruña, Ayuntamiento de La Coruña, 2006.