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La Cámara de Comercio de España en Londres es una institución modesta y útil. Subvencionada con la pequeña suma de 218 libras anuales (unas 7.000 pesetas), recauda además 137 libras por los certificados de origen que expide para las casas importadoras, y 75, en números redondos, por las cuotas de sus socios, comerciantes españoles residentes en Londres. Su presupuesto anual es, por lo tanto, de unas 14.000 pesetas. De esta suma se lleva más de 5.000 pesetas el local, instalado para mayor comodidad en la casa donde están situadas las oficinas del Consulado español ‒40, Trinity Square, London E. C. ‒ y el resto se reparte entre los sueldos del secretario, el auxiliar de secretaría, mobiliario, facturas, teléfono, franqueo, material, libros, revistas, etc., etc.

Como se ve, no puede ser más pobre, si se tiene en cuenta que la exportación de productos españoles a Inglaterra es de unos 300 millones de pesetas anuales. Durante muchos años ha presidido la Cámara el marqués de Misa, personalidad muy respetable y estimada en Londres, pero que, acaso por los cuidados que su inmensa fortuna le acarreaba, no podía ocuparse gran cosa de la Cámara. Y así, las cosas andaban hasta cierto punto manga por hombro, y los presupuestos se liquidaban con déficits que luego saldaba la longanimidad del opulento cosechero de Jerez.

Ahora ha puesto orden a ese desarreglo, con economías radicales, el nuevo Presidente, D. Eduardo Llanos. El Sr. Llanos es uno de los españoles que han pasado la mayor parte de su vida en Chile y allí han adquirido ese noble patriotismo que tanto enaltece a los españoles de América, cuando se les compara con los que viven en la madre patria.

D. Eduardo, que es asturiano, ha fundado una escuela en su pueblo natal, se ocupa actualmente en contribuir a la publicación de las obras inéditas de Jovellanos; sigue con cuidado, desde Londres, donde le retienen sus negocios, la evolución española, y muestra en todo momento un patriotismo confiado y entusiasta. Su medicina para todos nuestros males es la escuela. Ha visto llegar a América a los mozalbetes que emigran del Cantábrico, a los catorce o diez y seis años; van llenos de salud, de ambición, de honradez y de buena voluntad, pero no saben nada, ni idiomas, ni comercio, y carecen de aptitudes para competir con los muchachos que otros países envían…

Maeztu, Ramiro de, “De Londres : Ellos y nosotros”, en La Correspondencia de España, Madrid, año LVI, núm. 17.164, 6 de febrero de 1905, p. 1.

En 1898, con sesenta y cuatro años, Eduardo Llanos se había trasladado a Londres como apoderado de Granja, Dominguez y Astoreca, pero en la capital británica desarrolló otras actividades además de las profesionales. Fue presidente de la Cámara de Comercio de España en Londres, cargo desde el que intentó fomentar el comercio de Asturias con Inglaterra y las repúblicas sudamericanas. Fundó en Corao, su pueblo natal, la Escuela don Rodrigo Álvarez de las Asturias, inaugurada en el año 1900. Comenzó la publicación de los álbumes Recuerdos de Asturias y acometió la difícil y exitosa empresa de conseguir la copia, junto el permiso para su edición, de las cartas que Jovellanos escribió a Lord Holland, publicadas por Julio Somoza en 1911.

A este respecto, se puede consultar el artículo de Carmen Meneses Fernández-Baldor, «Afanes jovellanistas a principios del siglo XX : Julio Somoza y Eduardo Llanos», en Actas del II Congreso de Bibliografía Asturiana, celebrado en Oviedo, del 21 al 24 de abril de 1999, Vol. 1, 1999, ISBN 8493126314, pp. 155-166.