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La urbanización de la calle principal de Corao, realizada por el Ayuntamiento de Cangas de Onís, ha devenido en excelente oportunidad para homenajear a uno de sus hijos más ilustres, el filántropo Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias. Durante la inauguración de las obras, se propuso al señor alcalde, José Manuel González Castro, dedicar la calle a don Eduardo así como la colocación de un busto que permitiera perpetuar su recuerdo y el de los nobles ideales que guiaron su conducta. La favorable acogida de la máxima autoridad local a esta petición, refrendada unánimemente por el pleno del Ayuntamiento de Cangas de Onís en su sesión del día 27 de mayo de 2021, se ve hoy culminada con este acto de homenaje al que contribuyen con su participación autoridades, familiares, vecinos y personalidades del mundo cultural, conocedores todos de los merecimientos de Eduardo Llanos. Corao y el concejo de Cangas de Onís se adhieren así, al reconocimiento de una persona que supo ganarse con entereza, templanza y generosidad, la estima de sus contemporáneos y de cuantos han conocido luego los hechos de su vida.
No es cuestión en este artículo de reiterarlos, cuando han sido perfectamente descritos en el capítulo inicial, pero conviene tener presente que sus actuaciones durante los conflictos entre Chile, España, Bolivia, Ecuador y Perú siempre estuvieron encaminadas a aliviar el dolor y los sufrimientos de quienes se vieron involucrados en tan desdichados acontecimientos, arrostrando riesgos físicos y la falta de comprensión de las partes en conflicto. Por otro lado, su patrocinio de la educación como motor de crecimiento y regeneración de la sociedad, en especial de las clases más humildes, y su contribución a la difusión de la cultura asturiana ligada a la figura de Jovellanos, lejano referente familiar pero intelectualmente muy cercano, son sabidos por los buenos conocedores de la historia de Asturias.
A diferencia de otros no menos destacados personajes locales, como Antonio Miyar, Basilio Sobrecueva o Ángel Sarmiento, la figura de Eduardo Llanos ha suscitado el recuerdo de muchas personas a lo largo de los años. En vida lo agasajaron chilenos agradecidos por su gesto con los oficiales muertos en el combate naval de Iquique; marinos y emigrantes españoles socorridos durante los días difíciles y hostiles de la guerra hispano-sudamericana; alumnos beneficiados con las enseñanzas de su escuela; familiares, amigos y vecinos que apreciaron su ideal de progreso social.
Después de su fallecimiento han peregrinado a Corao ciudadanos chilenos, a título particular o como representantes institucionales, para testimoniar su respeto al emigrante que logró dejar una huella positiva y perdurable en su paso por Chile, donde da nombre a una escuela y a calles de varios lugares. Los vecinos de Corao lo han recordado con sencillez en publicaciones realizadas con motivo de las fiestas de Nuestra Señora de Abamia, conmemorando el centenario de su escuela con una exposición en la Casa del Médico y realzando con su asistencia los homenajes que se le tributan. Publicaciones y artículos en prensa de autores como Carmen Meneses Fernández-Baldor, Ignacio Gracia Noriega, Manuel Fernández de la Cera y Constantino Suárez han mantenido viva su memoria. En este artículo, metahistoria de su vida, realizaremos un somero recorrido por algunos de los momentos en que fueron festejadas su persona y sus obras.
Actos de celebración del noventa cumpleaños de Eduardo Llanos

Corao, 12 de agosto de 1923. Celebración del nonagésimo cumpleaños de Eduardo Llanos. De izquierda a derecha, sentados: Juan Bros Cuesta; Eduardo Martínez Álvarez de las Asturias; Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias; Félix Rodríguez Vigil; Amalia Llanos Noriega y Manuel Sordo Llanos. En el mismo orden, de pie: Francisco Pendás González; Gregorio Bros Llanos; Manuel Sordo Lamadrid; Leandro Llanos Alonso; Manuel Llanos Reguero; Ildefonso Noriega Llanos y Leandro Llanos Ugartemendía. Fotografía: José González Merás (Covadonga). Cortesía de Inmaculada Fueyo Bros.
Con motivo del nonagésimo cumpleaños de don Eduardo, el 12 de agosto de 1923, Leandro Llanos Ugartemendía reunió en una comida a sus sobrinos y parientes más cercanos: Amalia Llanos Noriega, Félix Rodríguez Vigil, Eduardo Martínez Álvarez de las Asturias, Manuel Llanos Reguero, Ildefonso Noriega Llanos, Juan Bros Cuesta, Gregorio Bros Llanos, Manuel Sordo Lamadrid, Leandro Llanos Alonso, Manuel Sordo Llanos y Francisco Pendás González, a la sazón director del semanario El Popular, que publicó una extensa biografía sobre Eduardo Llanos en la que, junto a los momentos culminantes de su vida, nos describió algunos rasgos de su carácter. Escribe Pendás sobre el espíritu sereno y ponderado de este asturiano abnegado, trabajador y de sencillas costumbres que al cumplir los noventa años de edad observa la misma vida metódica y laboriosa que le caracterizó siempre:
goza de un estado de salud envidiable; hace con frecuencia jornadas a pie de varias leguas, lo mismo en invierno que en verano, atiende personalmente a la administración de sus bienes, lee y escribe sin necesidad de anteojos, contesta por su mano toda su correspondencia, anotando cuidadosamente en cada carta la fecha en que llega a su poder y la fecha en que es contestada, se entera diariamente de los periódicos y revistas a que está suscrito, mostrando franca predilección por la prensa de ideas liberales y sigue preocupándose por la difusión de la cultura entre sus convecinos con el mismo entusiasmo que cuando les costeaba una escuela desde Inglaterra con las economías de su sueldo.[1]
Días después, el 23 de agosto, el pueblo de Corao se adhirió a la celebración tributando un homenaje de agradecimiento a su protector, poniéndose de manifiesto “las grandes simpatías y afectos de que goza el venerable anciano, pues a él se sumaron todas cuantas personas de significación y prestigio hay en el concejo, así como las clases populares, que también distinguen y aprecian a don Eduardo Llanos.”[2]
El reconocimiento y gratitud del alumno Jesús Suárez Campomanes
Por esas fechas, un antiguo alumno de la escuela “D. Rodrigo Álvarez de las Asturias”, Jesús Suárez Campomanes, concibe la idea de ofrecer un tributo de gratitud al fundador de la escuela en la que recibió la primera instrucción. En carta remitida a don Eduardo desde Granada el 12 de mayo de 1924 expone sus motivos:
Lo que anhelo es que, mi modesta obra, mi humilde recuerdo, le sirva de completo agrado ya que se lo hice con toda mi gratitud y el cariño de mi corazón. Con ello me doy por satisfecho considerándome suficientemente recompensado de todos mis entusiasmos y sinceros afanes. Sus merecimientos y sus bondades son tan grandes que era deber inexcusable rendirle este tributo de reconocimiento y gratitud, sintiéndome cada vez más orgulloso de que fuera yo quien con sus amores y entusiasmos le cupiese tan alto honor. Pudiera además servir de estímulo p.ª otros y de ejemplo también p.ª que coadyuven y presten todo su interés y amor a la enseñanza. De hombres tan generosos y altruistas como V. es de lo que más necesitada se encuentra nuestra Patria a la que tanto V. como yo, quisiéramos ver siempre, culta, próspera y poderosa.[3]

Jesús Suárez Campomanes. Cortesía de Javier Remis Fernández.
Jesús Suárez Campomanes, delineante del Cuerpo de Ingenieros Militares destinado en la comandancia de Granada, dibuja un artificioso pergamino en el que procura “enlazar los motivos simbólicos que exaltan los hechos más sobresalientes de la vida de tan benemérito asturiano, con las más puras concepciones de la madre patria, a la que ofrendó en todo momento su cariño y sus ideales con lealtad y sincero entusiasmo, armonizando este ideario espiritual con las más expresivas alegorías artísticas que enmarcan el texto de la dedicatoria”[4]. Es el propio Suárez Campomanes quien nos da a conocer, en otra carta, las características y temática del mismo:

Fotografía del pergamino dibujado por Jesús Suárez Campomanes, antiguo alumno de la Escuela de Corao. Cortesía de la familia Noriega Arquer.
Dicho pergamino es original, dibujado a pluma y en colores llevando además plata y oro y la dedicatoria escrita en caracteres góticos. Va orlado por los escudos de España, Asturias, Perú y Chile con un águila real y dos leones rampantes a los cuales cubre la bandera española y artísticos ramos de roble, laurel y hojas de acanto. En los laterales, dos guerreros armados de casco, yelmo y coraza hacen de vigías sobre dos torres góticas de la edad media con puentes pasadizos y almenas a más de los fosos correspondientes. En la parte inferior central, va dibujado el escudo de armas de su casa de V. cuyos colores necesito conocer, para poder concluirle, y a cada lado dos niños, uno sosteniendo el pergamino con una mano y otro escribiendo, y al otro extremo otros dos niños sosteniéndole y leyendo. Esto es simbólico por que representan su amor hacia ellos y por la enseñanza, base y prosperidad de los pueblos. El escudo de España y su bandera, la nacionalidad de V. El de Asturias como hijo de esa tierra de hépicas leyendas y cuna de la reconquista de España y los escudos de Chile y el Perú su intervención meritoria y cristiana en el combate naval de Yquique. Está pues representado todo su historial y ahora, solo necesito que V. me mande p.ª poder concluirlo, el dibujo de la cruz al mérito de 2.ª clase que le concedió el gobierno chileno y colores que lleva pues deseo dibujarla debajo del escudo de armas de la casa Llanos y que pueda verse allí tan alta recompensa.[5]
El pergamino venía montado en un lujoso marco de estilo barroco costeado por otro alumno de la escuela de Corao, José María Valle, piloto de la tercera escuadrilla de Havillands que combatía en Melilla por aquel entonces[6].
El acto de entrega tuvo lugar el día 1 de junio de 1924 concurriendo, además de Francisco Pendás Cortés, diputado provincial, y del alcalde de Cangas de Onís, José María Cadenaba Carriedo, el teniente de Inválidos José María Suárez Campomanes, parientes y amigos de don Eduardo, entre los que se encontraban Ángel Sarmiento González y José Pubillones Rionda, presidentes en diversas etapas de la Sociedad de Labradores El Despertar, Manuel Cuesta, que lo era del Círculo de Artesanos de Cangas de Onís y representantes de la enseñanza en el concejo como los maestros: Isidro de Soto, de Corao Castiellu, Manuel García Liaño y Manuel López Fernández, estos de las Escuelas Graduadas de Cangas de Onís. Simón Navarro, párroco de Abamia, y una comisión del Cabildo de Covadonga constituían el estamento religioso.

Corao, 1 de junio de 1924. Entrega a don Eduardo Llanos del pergamino dibujado por Jesús Suárez Campomanes. De izquierda a derecha, sentados: Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias y Amalia Llanos Noriega. En el mismo orden, de pie: sacerdote de la comisión del Cabildo de Covadonga; un señor; Manuel Cuesta Sánchez, presidente del Círculo de Artesanos de Cangas de Onís; Simón Navarro, párroco de Abamia; detrás suyo, otro sacerdote de Covadonga; Manuel García Liaño, director de las Escuelas Graduadas de Cangas de Onís; detrás suyo, un señor, probablemente un maestro; Alfonso Pendás González; la niña, Cuqui Sordo Llanos; detrás suyo, Isidro de Soto, maestro de Corao Castiellu; Victoriana Llanos Noriega; detrás suyo, Manuel Antonio López Fernández, maestro de las Escuelas Graduadas de Cangas de Onís; Francisco Cortés Pendás; el niño, Manuel Sordo Llanos; detrás suyo, al fondo, Leandro Llanos Alonso; Ildefonso Noriega Llanos; José María Cadenaba Carriedo, alcalde de Cangas de Onís; José María Suárez Campomanes, hermano del autor del pergamino; detrás suyo, Luis Vega Pubillones; José Pubillones Rionda; Estanislao Álvarez, Calal; Custodio Llanos; Francisco Pendás González y Ángel Sarmiento González. Fotografía: José González Merás (Covadonga). Cortesía de la familia Noriega Arquer.
José María Suárez Campomanes ‒en representación de su hermano‒ leyó unas cuartillas para describir el pergamino que entregaba. El alcalde de Cangas de Onís ponderó la figura del homenajeado al que agradeció, en nombre del concejo, las meritorias obras realizadas y Manuel Cuesta hizo notar la labor humanitaria que llevan a cabo los que, como el señor Llanos, se desviven por propagar la cultura entre los niños. Contestó su sobrino, el abogado Ildefonso Noriega, agradeciendo “aquel acto de simpatía hacia su tío que tanto honor causa en todos sus familiares”. Los reunidos acordaron que el alcalde del concejo hiciese las gestiones necesarias para lograr la concesión a Eduardo Llanos de la cruz de Alfonso XII[7].
Homenaje de la familia de Arturo Prat y de la Armada de Chile
El 12 de octubre de 1929 una comisión formada por el vicario castrense Bernardino Abarzúa y el agregado militar de la embajada chilena en España, teniente coronel Benito Contreras, acudió a Corao para homenajear a Eduardo Llanos en representación de la familia de Arturo Prat y de la Armada de Chile. Un reconocimiento que quizá llevara dos años gestándose pues la placa dedicada por los Prat a don Eduardo está fechada en 1927, año de su fallecimiento[8].
Leandro Llanos Ugartemendía, ex-alcalde del concejo, se desplazó a Oviedo para recibir a los comisionados chilenos y acompañarlos en el viaje a Cangas de Onís donde aguardaban las autoridades, presididas por el general Francisco Zuvillaga, gobernador civil de Asturias que representaba al Gobierno de España. Junto a él se encontraban Rogelio Jove Canella, presidente accidental de la Diputación provincial; el capitán de navío Indalecio Núñez, jefe del Estado mayor del Departamento del Ferrol, y dos oficiales en representación de la Armada española; los alcaldes de Oviedo, Gijón y Cangas de Onís, Manuel Gutiérrez, Emilio Tuya y José Luis de Abego[9], respectivamente; el cónsul de Chile en Gijón, Dionisio Velasco; representantes de la prensa asturiana; director y profesores del Instituto de Cangas de Onís; maestros de las escuelas públicas…
Hechas las presentaciones se emprendió la marcha en automóviles a Corao, donde esperaba su vecindario y el de otros pueblos del concejo formando tal aglomeración que los obligó a detenerse debiendo sus ocupantes continuar a pie hasta la casa familiar en la que fue agasajada la comisión chilena; trasladándose luego a oír misa de réquiem en la iglesia parroquial.
Terminada ésta, la comitiva salió en dirección al cementerio para realizar el acto de homenaje ante su tumba. La encabezaba la bandera del Círculo de Artesanos de Cangas de Onís, entidad de la que Eduardo Llanos había sido presidente honorario, e iba acompañada por los vecinos y los niños de las escuelas de Corao con sus profesores. Leandro Llanos había pedido a los maestros la asistencia colectiva de los alumnos “por haber sido el finado amante en grado sumo de la enseñanza de la niñez”[10].

Cementerio de Corao, 12 de octubre de 1929. Acto en recuerdo de don Eduardo Llanos. En el centro, señalado con una x, el vicario castrense chileno Bernardino Abarzúa; a su izquierda, el general Zuvillaga, gobernador civil de Asturias; a la izquierda de este, el teniente coronel Benito Contreras, agregado militar de la embajada chilena en España. A la derecha del vicario, Leandro Llanos Ugartemendía, que sostiene la placa en sus manos; a la derecha de este, el párroco de Abamia, Basilio Álvarez. Fotografía: Mena, publicada en Región (núm. 1.936, 15 de octubre de 1929).
Tras un responso del cura párroco, Basilio Álvarez, se colocó en la lápida una placa de bronce dedicada a la memoria de Eduardo Llanos por la familia de Arturo Prat[11] y se depositaron varias coronas de flores: de ex-alumnos de la escuela “Don Rodrigo Álvarez de las Asturias”, de los niños de las escuelas de Corao, del Círculo de Artesanos de Cangas de Onís y de la Armada de Chile.
Pronunció a continuación el vicario Bernardino Abarzúa un panegírico muy elogiado en el que resaltó los lazos de amistad entre Chile y España, y agradeció al caballero español que salvara de la pérdida y de la confusión los restos de los héroes de Iquique:
Y esto no puede olvidarse allá en aquella tierra de la América del Sur, donde la sangre tampoco desvirtúa su ritmo ibérico de hidalga nobleza y de sentimientos elevados. Por eso hemos venido hasta aquí, desde zonas lejanas, emisarios de la familia del héroe predilecto de la Marina de Chile y de la Patria entera, tanto más querida cuanto más distante, a colocar sobre la tumba de nuestro bienhechor el bronce y las flores, como quien pronuncia un juramento de recordación perdurable con palabras de gratitud risueña[12].
Cuando Leandro Llanos Ugartemendía, sobrino de don Eduardo, se disponía a hablar para agradecer a los representantes chilenos su presencia en Corao, el párroco le comunicó que tenía orden del obispo de no permitir discursos en el cementerio, lo que suponía privar de la palabra a la familia y al mismísimo gobernador civil, general Zuvillaga. Hizo caso omiso el señor Llanos, provocando la marcha del cura[13], y leyó breves y sentidas líneas de agradecimiento, recordando que su tío Eduardo hablaba “sin jactancia de su obra, pues entendía que solo hizo cumplir un acto de caridad cristiana.” Tampoco reparó en prohibiciones el gobernador que ensalzó la figura del homenajeado “poniendo de relieve su labor incansable pro cultura y agradeciendo al señor Abarzúa sus frases rebosantes de afecto dedicadas a España y haciendo, a su vez, fervientes votos por la prosperidad de la nación chilena.”
Fuera ya del cementerio, Manuel Cuesta Sánchez, presidente del Círculo de Artesanos, glosó la figura de Eduardo Llanos destacando los rasgos principales de su carácter y de su vida, y a continuación Ángel Sarmiento González, en nombre de los antiguos alumnos de su escuela, dedicó sentidas palabras de recuerdo hacia su amigo y pidió al gobernador la construcción de una escuela en Corao, su mayor anhelo.
Terminados los actos en la localidad natal, la comisión y sus anfitriones se trasladaron al Hotel Pelayo, en Covadonga, donde la familia ofreció una comida a los representantes institucionales. Familiares, amigos y españoles residentes en Chile[14] participaron en el banquete, presidido por los señores Abarzúa y Zuvillaga. Ildefonso Noriega hizo el ofrecimiento del mismo señalando que la familia quiso rematar en Covadonga, cuna de héroes, estos actos que hablan de caballeros y valientes. Le responde elocuentemente Bernardino Abarzúa, que agradece la hidalga hospitalidad de que son objeto, y cierra los brindis el general Zuvillaga poniendo de relieve el acierto de realizar el homenaje en fecha y lugares tan patrióticos. Después de visitar la Santa Cueva, la basílica y el museo de Covadonga, los representantes chilenos finalizaron la jornada asistiendo a un baile organizado en su honor por el Casino de Cangas de Onís.[15]
Homenaje del Círculo Español de Santiago de Chile
Durante la visita a Chile del escultor extremeño Enrique Pérez Comendador[16] para decidir la ubicación de la estatua ecuestre del conquistador Pedro de Valdivia, el ex-presidente del Círculo Español, Rafael de la Presa Casanueva, le manifestó el deseo de la institución de colocar una placa en el mausoleo de Eduardo Llanos en Corao. Se ofreció Pérez Comendador a ejecutarla y realizó, de manera altruista, un gran medallón con el retrato en relieve del ilustre asturiano.[17]
Este medallón, en el que figura la inscripción: “Homenaje del Círculo Español de Santiago de Chile a su Socio Honorario don Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias. 1879-1962”, fue colocado durante un sencillo y emotivo acto celebrado en la mañana del 31 de julio de 1964. Dio comienzo con una misa oficiada en Corao por el párroco Alejo de Martino y, terminada ésta, la comitiva se trasladó al cementerio de la parroquia de Abamia, donde el vicepresidente del Círculo Español, Vicente Mingo Bilbao[18], y el directivo Manuel Río Cordero rindieron homenaje al filántropo coraíno en cumplimiento del acuerdo adoptado por la junta directiva de la entidad a iniciativa de Rafael de la Presa.

Cementerio de Corao, 31 de julio de 1964. Vicente Mingo Bilbao, vicepresidente del Círculo Español de Santiago de Chile, se dirige a los asistentes durante el acto en recuerdo de don Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias. Archivo Celso Diego Somoano.
Asistió una nutrida representación de astur-chilenos y vecinos de Corao, siendo representado el Ayuntamiento de Cangas de Onís por el teniente de alcalde, José Sánchez Iglesias. Tras la colocación del bronce, el señor Mingo pronunció unas sentidas y emocionadas palabras en las que glosó la personalidad de don Eduardo resaltando el cariño que en Chile se le tenía, hasta el extremo de que cuantas veces se conmemoraba la batalla de Iquique, se elogiaba su recia personalidad. Finalizó su discurso manifestando el orgullo que sentía por haberle cabido el gran honor de presidir este acto, “de tan alta significación para los españoles y chilenos”[19].
Rafael de la Presa, en su libro sobre la historia del Círculo Español, escribe que en los primeros días del año 1880, cuando se tuvo “noticia del gesto hidalgo de D. Eduardo Llanos de sepultar en el Iquique peruano los restos de los héroes de Chile”, se llenaron los corazones de gratitud y resurgió “más fuerte que antes el fraternal sentimiento que une a chilenos y españoles” lo que hizo posible la fundación de la entidad.
Los españoles que residían en Santiago “creyeron que estaban dadas las condiciones para fundar el centro que les sirviera de común hogar social” y reunidos el 1º de febrero de 1880 los que participaban en la comisión recaudatoria de fondos para ayudar a las víctimas de las inundaciones en Murcia, eligieron provisionalmente un presidente y un secretario “para dirigir la discusión sobre la fundación de un Club Español”. El 4 de abril de dicho año se inauguraba el local de la institución con una gran fiesta, manifestando el Dr. Benito García Fernández que su anhelo como presidente es que el Círculo Español permita “confundirnos chilenos y españoles en las mismas aspiraciones y en una sola familia”. Se brindó por Chile y España y a la salud de Eduardo Llanos.
Años más tarde, cuando se aloje en Santiago, don Eduardo hará del Círculo su casa. Le reciben como a socio de honor no aceptándole el pago de cuotas, porque nadie olvidaba que su gesto había hecho posible el nacimiento de la sociedad. En el año 1957, a propuesta del presidente Rafael de la Presa, fue declarado socio honorario[20].
Últimos homenajes en Corao
Cuarenta años después, el 16 de noviembre de 1997, Fernando Díez Aljaro, hijo de españoles, empresario residente en Linares (Chile) y miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, peregrinó a Corao para depositar una ofrenda floral con los colores de la bandera chilena en la tumba de Eduardo Llanos. Tras el responso del párroco, Manuel López Fernández, Díez Aljaro evocó la figura de la persona a la que debían el rescate del cadáver de Arturo Prat. El acto contó con la presencia del alcalde de Cangas de Onís, Miguel Ángel Villoria, de una representación del colectivo chileno residente en el Principado de Asturias con su presidente, Jaime Fernández, a la cabeza, y de los vecinos de Corao, reuniéndose unas doscientas personas en el cementerio[21]. Dos años después, Fernando Díez Aljaro fue nombrado miembro correspondiente de la Academia de la Historia Naval y Marítima de Chile, presentando una síntesis de sus últimas investigaciones realizadas en España, Perú y Chile, trabajo titulado “Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias-Nava y el Combate Naval de Iquique”[22].
El 13 de agosto de 2000, con motivo del centenario de la escuela “Don Rodrigo Álvarez de las Asturias” y en el marco de las festividades de Nuestra Señora, la Asociación Cultural Abamia realizó en la Casa del Médico de Corao una exposición conmemorativa presentada por Carmen Meneses, que también glosó los hitos principales de la escuela fundada por don Eduardo en un artículo publicado en el boletín de fiestas[23].
El homenaje de Asturias, Chile y España al emigrante comprometido con sus dos patrias
Este homenaje reunió a Chile y España en torno a Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias que encarna la figura del emigrante “que se compromete con sus dos patrias, la de nación y la de adopción” y es un ejemplo, con el que se identifican los españoles residentes en el país sudamericano, “de persona que colabora en la construcción de las sociedades a ambos lados del Atlántico”[24].
La colaboración del Principado de Asturias, de la Embajada de España y del Ayuntamiento de Iquique permitió la celebración de este evento, resultado de una iniciativa del Casino Español de la ciudad nortina que se puso en contacto con la Colectividad Asturiana de Chile ‒según manifiesta quien fuese su presidente por entonces, Manuel Llaneza Jove‒ solicitando su ayuda “para destacar en debida forma la vida y obra del insigne asturiano don Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias”. Se deseaba colocar un busto en una plaza de Iquique pero la colectividad asturiana no podía afrontar dicha empresa sin ayuda por lo que se dirigió a Vicente Álvarez Areces, presidente del Principado de Asturias, logrando que este sufragara la escultura, obra del artista chileno Javier Arentsen.
El 31 de mayo de 2008 se inauguró el busto de bronce de Eduardo Llanos con la presencia del embajador de España en Chile, José Antonio Martínez de Villarreal; de la alcaldesa suplente de Iquique, Myrta Dubost; del presidente de las Asociaciones Españolas en Chile, Leonardo Díez; del presidente del Casino Español, Manuel Álvarez; del presidente del Consejo de Comunidades Asturianas, Manuel Fernández de la Cera; de la directora general de Promoción Cultural y Política Lingüística del Principado de Asturias, Consuelo Vega, y de otras autoridades de la Armada y Ejército de Chile[25]. Quedó ubicado muy próximo al Museo Naval de Iquique, la antigua Aduana frente a la que fueron depositados los cadáveres de Arturo Prat e Ignacio Serrano y el moribundo sargento Aldea al ser desembarcados del Huáscar.
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Como nieto de Leandro Pantín González, alumno de la escuela fundada en Corao por Eduardo Llanos, es para mí una inmensa satisfacción que su pueblo natal y el concejo de Cangas de Onís rindan homenaje a uno de sus hijos más preclaros por su contribución a la paz, la educación y la cultura.
Francisco José Pantín Fernández
Artículo publicado en Homenaje a Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias por su contribución a la paz, la educación y la cultura. Corao, 12 de agosto de 2021. Corao: Ayuntamiento de Cangas de Onís, 2021, pp. 73-88.
[1] El Popular, Cangas de Onís, año IV, núm. 122, 23 de agosto de 1923, pp. 1-3.
[2] Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (en adelante BVPH), “Entrega de un pergamino a don Eduardo Llanos y Álvarez de las Asturias”, en Región, Oviedo, año II, núm. 254, 15 de mayo de 1924, p. 3.
[3] Archivo de la familia Noriega. Carta remitida por Jesús Suárez Campomanes a Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias, Granada, 12 de mayo de 1924.
[4] BVPH, Región, Oviedo, año II, núm. 254, 15 de mayo de 1924, p. 3.
[5] Archivo de la familia Noriega. Carta remitida por Jesús Suárez Campomanes a Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias, Granada, 16 de febrero de 1924.
[6] El Popular, Cangas de Onís, año V, núm. 160, 15 de mayo de 1924, p. 1. José María Llanos Valle, hijo natural de Benigna Valle González, fue reconocido en 1923 por Leandro Llanos Ugartemendía. Era, por lo tanto, sobrino nieto de don Eduardo Llanos. Nació en Corao el 2 de mayo de 1897 y falleció en la Ciudad de México el 8 de agosto de 1958. Piloto militar, durante la Guerra Civil Española se mantuvo fiel a la causa republicana llegando a ser jefe de las Fuerzas Aéreas del Norte, entre otros cargos. Se exilió en Francia y posteriormente en Cuba. Miembro de la Logia Condorcer número 13, de Madrid, fue uno de los fundadores, y presidente, de la agrupación masónica Fraternidad Española en el Exilio. Vid.: Domingo Cuadriello, Jorge, El exilio republicano español en Cuba, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 2009, p. 442.
[7] En la revista Covadonga (año III, núm. 48, 15 de junio de 1924, p. 15) se publica el único artículo que hemos podido encontrar una vez realizado el homenaje, en el que se indica como fecha de celebración el 1 de junio. El semanario El Popular (Cangas de Onís, año V, núm. 160, pp. 1-2) y el diario Región (Oviedo, año II, núm. 254, p. 3) en sus ediciones del día 15 de mayo de 1924 también se hicieron eco, previamente, de este acto que señalaban para el día 28 de mayo de 1924. Mi agradecimiento a Javier Remis Fernández por facilitarme copia de dicho artículo y de la fotografía de Jesús Suárez Campomanes publicada en la misma revista el 15 de mayo de 1925 (año IV, núm. 70, p. 473).
[8] El escritor y diplomático Emilio Rodríguez Mendoza, legado de Chile en España, remitió el 9 de abril de 1927 una carta a Leandro Llanos, que le había comunicado el fallecimiento de su tío Eduardo, en la que le hace llegar el pésame de la legación a su cargo: “Al hacer llegar a usted la expresión de mi más afectuosa condolencia, estoy cierto de interpretar los sentimientos de mi Gobierno y de mi país. | España ha perdido con el señor Llanos a un hidalgo de vieja cepa; Chile, al amigo generoso que tendrá siempre en nuestra historia una página predilecta.” BVPH, La Voz de Asturias, Oviedo, año V, núm. 1243, 16 de abril de 1927, p. 8.
[9] Publicó un bando que decía: “Alcaldía de Cangas de Onís | Mañana sábado, a las once, día de la “Fiesta de la Raza”, llegará a estad Ciudad, de paso para Corao, una Comisión de la Marina de Guerra de la República de Chile que viene con el objeto de rendir un acto de homenaje a Don Eduardo Llanos y Álvarez de las Asturias, ilustre hijo de dicho pueblo. | Encarezco al vecindario acuda a las inmediaciones de estas Consistoriales antes de la hora indicada, a fin de recibir con el mayor afecto y entusiasmo a la expresada Comisión, que al tributar tal homenaje al Sr. Llanos, le tributa también a España. | El Alcalde, | S. José Luis de Abego.”
[10] Carta de Leandro Llanos Ugartemendía a Amalia Luisa Suero Berdayes, maestra de la escuela de niñas de Corao, fechada en Oviedo el 2 de octubre de 1929.
[11] La placa muestra el siguiente texto: “Homenaje de gratitud al señor Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias | La familia del cap. de fragata de la Marina de Chile Arturo Prat. | Año de MCMXXVII”.
[12] De la tierra y de la raza : discursos y alocuciones por Bernardino Abarzúa, Santiago de Chile, Imprenta San José, 1936, pp. 140-146.
[13] La Vanguardia, Barcelona, año XLVIII, núm. 20481, 13 de octubre de 1929, p. 30.
[14] En El Popular (núm. 440, 17 de octubre de 1929, p. 2) se menciona a José de la Presa y a José María Llano que habían recibido carta de varios vecinos de Oñate (Guipúzcoa), emigrantes en Chile, adhiriéndose al homenaje. José de la Presa Casanueva, asturiano de Libardón, regresó a España en 1908. Fue presidente de la Sociedad de Beneficencia Española, del Círculo Español y de la Sociedad Progreso de Libardón. José María Llano Alonso era un industrial cangués; meses antes del homenaje, había recogido de la familia Llanos y Noriega diversos recuerdos de don Eduardo para llevarlos a la república sudamericana. El Popular, Cangas de Onís, año X, núm. 426, 11 de julio de 1929, p. 3.
[15] Para un conocimiento más pormenorizado del homenaje a Eduardo Llanos, se pueden consultar varias crónicas periodísticas: El Popular, Cangas de Onís, año X, núm. 440, 17 de octubre de 1929, pp. 1-3; en la BVPH: La Voz de Asturias, Oviedo, año VII, núm. 2024, 13 de octubre de 1929, p. 8 y Región, Oviedo, año VII, núm. 3735, 13 de octubre de 1929, pp. 1-2; en la Hemeroteca de Gijón: La Prensa, Gijón, año IX, núm. 2588, 13 de octubre de 1929, p. 4; en la Hemeroteca de El Comercio: El Comercio, Gijón, año 52, núm. 16.005, 13 de octubre de 1929, p. 1.
[16] Enrique Pérez Comendador (Hervás, Cáceres, 1900- Madrid, 1981), premio nacional de escultura en el año 1935, destacó en el campo de la estatuaria monumental con obras de gran entidad en España y América. Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y director de la Academia Española de Bellas Artes de Roma.
[17] Presa, Rafael de la, Los primeros noventa años del Círculo Español 1880 – 1970, Santiago de Chile, Editorial Fantasía, 1972, p. 305-307.
[18] Sería presidente entre los años 1966 y 1970.
[19] Cardín, Higinio, “El Círculo Español en Chile honra la memoria de D. Eduardo Llanos Álvarez de las Asturias, ante su tumba, en Abamia, Corao”, en El Auseva, Cangas de Onís, 2.ª época, año VII, núm. 168, 2 de agosto de 1964, p. 1. El mismo artículo en La Voz de Asturias de la expresada fecha.
[20] Presa, Los primeros noventa años del Círculo Español, pp. 111-113, 165, 289 y 328.
[21] Carbajal, José María, “Corao vive en la memoria de Chile”, en La Nueva España, 17 de noviembre de 1997, p. 30.
[22] “Nuevo académico de historia para la Región del Maule”, en El Centro, 29 de diciembre de 1999, p. 14. Sobre este autor véanse: Quevedo Méndez, Manuel, “Fernando Díez Aljaro”, en El Heraldo : El Diario del Maule Sur, Linares (Chile), 18 de abril de 2017, necrología; Balboa Ibáñez, Raúl, “Homenaje y recuerdo para Historiador Fernando Díez Aljaro”, en El Heraldo : El Diario del Maule Sur, Linares (Chile), 18 de junio de 2019.
[23] Meneses Fernández-Baldor, Carmen, “Centenario de la Escuela de Corao”, en Fiestas de Nuestra Señora : Corao 13, 14, 15, 16 agosto 2000, Corao, Asociación Cultural Abamia, 2000.
[24] “El Presidente del Consejo de Comunidades Asturianas y la Directora General de Promoción Cultural participan en Iquique (Chile) en los actos de inauguración del busto en honor del asturiano Eduardo Llanos”, nota de prensa del Gobierno del Principado de Asturias, de fecha 31 de mayo de 2008.
[25] A. E., “Inaugurado un busto en Chile en honor del asturiano Eduardo Llanos”, en Asturias Exterior : El periódico de las Comunidades Asturianas en el Mundo, [s. l.], año VIII, núm. 177, 17 de junio de 2008, p. 5.