El 21 de noviembre de 1911 fue un día de luto en la población de Tucumán (Argentina). Falleció en aquel día un ciudadano ilustre que contribuyó al progreso de la citada ciudad americana; un español honorable que por sus cualidades enalteció a la patria en aquellas latitudes y dio gloria a la modesta aldea del concejo de Onís que tuvo la dicha de mecer su cuna. Cuanto significan en Tucumán intelectualidad y riqueza, cuanto representa trabajo y honradez, lloraban la muerte de D. Luis Remis.

A las diez de la mañana del día 22, presenta la ciudad de Tucumán desolador aspecto; todos los comercios tienen cerradas sus puertas en señal de luto y en la casa de España se iza la bandera roja y gualda a media asta, como manifestación de duelo. Miles de almas acompañan en aquellos momentos el cadáver de D. Luis Remis a su última morada. Presiden el fúnebre acto las autoridades y asisten todos los miembros de las colonias extranjeras y fraternizando en el sentimiento, se confunden representantes de todas las clases sociales. Camina el coche mortuorio cubierto de coronas y aparece el ataúd envuelto con las banderas española y argentina. Al depositarse en el panteón los restos de D. Luis Remis son pronunciadas sentidas oraciones necrológicas y se recuerdan los justos elogios al ciudadano sin tacha, dedicados en las columnas de todos los periódicos nacionales, cualquiera que fuera su matiz político.
¿Quién era D. Luis Remis para merecer tal póstumo homenaje de respeto y cariño? En 1876, a los diez y siete años de edad, un pobre emigrante que embarca para la Argentina confiado en la protección de su hermano D. Antonio que le había precedido y se dedicaba al comercio de frutos del país; un mozalbete que deja su hogar en Sirviella, abandona nuestras montañas, se aleja de sus deudos, se separa de sus afecciones de la infancia y marcha con el cerebro lleno de idealidades, como tantos otros, en busca de la fortuna a lejanas tierras.

En 1911, a los cincuenta y dos años de edad, D. Luis Remis es el presidente, siempre reelegido, de la «Sociedad Española» de socorros mutuos en Tucumán; presidente de la compañía nacional de seguros «Fénix del Norte»; presidente de la sociedad «La Industrial Tabacalera»; presidente de la fábrica de calzado «La Tucumana»; director del «Banco constructor»; miembro del directorio de la «Bolsa de Comercio»; miembro del comité local del «Banco Francés del Río de la Plata»; el fundador y propietario de una fábrica de curtidos, movida a vapor y dotada de todos los adelantos modernos en el ramo, con los anexos de caballerizas, talleres, molinos, secaderos y casas para el centenar de obreros y familias empleados en la fábrica; y por último el industrial activo que supo adquirir una fortuna calculada en ocho millones de pesos.
He aquí la consecuencia de una fructífera labor realizada en treinta y cinco años de constancia en el trabajo, de honradez en el comercio, de iniciativa en los negocios y de una inteligencia preclara puesta al servicio de los asuntos industriales. De afabilidad extremada, era don Luis Remis, un cumplido caballero que jamás tuvo un rasgo de orgullo, ni se olvidó nunca de su modesto origen. Cuantos le trataron hablan de la bondad de sus sentimientos y del generoso altruismo de su espíritu, de la fuerza de su carácter siempre recto y justiciero al par que benévolo y afectuoso.

Para cualquier empresa benéfica, moralizadora o patriótica, siempre se contaba con el cuantioso donativo de D. Luis Remis. Verdadero filántropo dejó en las tierras del Plata un sinnúmero de seres agradecidos. Su cariño al pueblo natal se tradujo en los beneficios otorgados a cuantos hijos del concejo de Onís cruzaron los mares y llegaron a Tucumán buscando la protectora sombra de D. Luis Remis. En Sirviella, a sus expensas se emplaza y subvenciona una escuela, se construye un lavadero público, se arreglan fuentes, se mejoran los caminos y siempre su óbolo remedia cuantas necesidades se le indican por sus deudos y vecinos.
Este era el hombre cuyo primer aniversario de su fallecimiento es el próximo jueves día 21 del corriente. Triunfó en la lucha por la existencia cuando se hallaba aún con la edad suficiente para descansar mucho tiempo del trabajo de 35 años, rodeado de las comodidades que podía proporcionarle la posición social conquistada. Rápida enfermedad truncó la dichosa vejez que tenía derecho a esperar entre la adoración de los suyos, el amor de sus paisanos y el respeto y la consideración de cuantos le conocieron. Descanse en paz D. Luis Remis y llegue hasta su distinguida familia la expresión del sentido pésame de El Aldeano.
Artículo publicado en El Aldeano, Corao, año I, núm. 18, 15 de noviembre de 1912, pp. 1-2. Fotografías del entierro y D. Luis Remis publicadas en Corona fúnebre : A la venerada memoria de Luis Remis, Tucumán, La Velocidad, [s.a.] (1912). La fotografía de Sirviella, gentileza de Ástur Paredes, fue publicada en la revista Asturias (La Habana, 1915).