La actividad desarrollada por la Asociación Cultural Clave fomentando el progreso musical del concejo de Cangas de Onís, con destacada participación de Concepción Vega Obeso y América Gonzalo Gelot, cristalizó en la creación de la Escuela Municipal de Música. Hace apenas unos meses, un grupo de alumnos dirigidos por su profesor, el gaitero de Onís Jesús M. López Pellico, funda la Banda de Gaitas de Cangas de Onís, formación que ha dado unos esperanzadores primeros pasos, vista la calidad de sus interpretaciones, fruto de las favorables aptitudes de sus miembros y de la afanosa disposición al ensayo diario. Entre sus componentes, se encuentra una joven vecina de Corao, Lucia Mones Iglesias, que con evidente entusiasmo y acierto toca la gaita asturiana. Su afición me da pie para escribir unas breves notas sobre algunos músicos locales que amenizaban las romerías y celebraciones particulares en nuestros pueblos, en las primeras décadas del siglo XX.
Desde finales del siglo anterior, la música gallega, así llamada porque las orquestas procedían, tal como hoy, de Galicia, ganaba terreno a la música tradicional asturiana, interpretada por gaiteros y violinistas. El baile “a lo agarráu”, al compás de una polka, un vals o una habanera, parecía ofrecer más alicientes a los romeros que el ancestral baile del país.
José Ramón Fuego, (a) “Ludopi”
No siendo frecuente la presencia de las bandas y charangas gallegas en las fiestas de los pueblos, se las sustituía en la interpretación de la nueva música por los pianos de manubrio u organillos, instrumentos musicales con forma de pequeños pianos, que se hacían sonar mecánicamente por medio de un cilindro con púas movido por un manubrio. El célebre personaje cangués Ludopi, también llamado “el de las flores” y “Pulido”, había adquirido uno de 60 martillos y cinco campanillas, con dos cilindros de 10 piezas bailables cada uno y era músico habitual en el salón de baile del “Buen Hombre” y en las fiestas de Corao. Su piano-manubrio, acoplado a un carrito de mano, tanto valía para amenizar las romerías como para acompañar las procesiones. Otros músicos de manubrio citados en la prensa eran el “Roxu” y Berdayes.
Mayor interés tienen los verdaderos músicos, campesinos los más, que complementaban sus rentas tocando gaitas y violines en romerías y convites a que tan aficionados eran los americanos y los lugareños y al tiempo perpetuaban nuestra música tradicional, aunque en sus repertorios, por mor de la competencia, se hacían un hueco las novedades musicales. El más afamado entre los músicos de la comarca, era el violinista José Blanco, el “sarasate” de Bode (Parres), que lo mismo despertaba al vecindario tocando diana en la madrugada, cantaba la misa solemne y animaba la romería como rifaba los ramos de pan. Para agradar al público en sus numerosas actuaciones, no dudaba en tomar clases de profesores de violín y clarinete, ampliando y renovando el repertorio de la nueva temporada.
Carmen Castaño Caso y Benito Tamés Fernández
El violín, tan popular como la gaita en el siglo XIX, perderá presencia en la música asturiana a partir de la guerra civil, pero en las primeras décadas del XX aún mantiene un lugar destacado. Violinistas asiduos en las fiestas locales, eran “el de Las Rozas” y Benito Tamés, de Corao Castiellu, llamado “el Puchu”. Se llamaba “puchu” a las pequeñas jarras de barro con asa, en las que se tomaba la sidra. Parece claro que su apodo alude a la actividad alfarera familiar. Su nacimiento en Pandesiertos, importante centro alfarero del concejo, en el año 1891, hijo de Juan Tamés y Eugenia Fernández, avala la suposición. En aquellos años, La Estrada y Pandesiertos eran considerados como barrios de Corao Castiellu.
Formó Benito pareja musical con su esposa Carmen, hija del “méndigo” (léase esdrújulo), apodo con que se conocía a Benito Castaño, sacristán de la parroquia, y de Eulalia Caso, “Olaya la partera”, padres a su vez de “Escola”, popular vendedora de “ablanes” en romerías y bailes de salón.
Benito y Carmen, “Los Xuanes” (a los hijos de Juan Tamés se les llamaba “los del Xuanu”), tocaron muchos años como músicos ambulantes en las fiestas de los pueblos de la comarca y en las ferias ganaderas, “a perrona la pieza”, no sólo en Corao sino también en otras a las que acudían regularmente como la de Santillán, en el concejo de Amieva. Es harto conocida la pregunta que Carmen hacía a Benito durante sus actuaciones: “¿Qué tocamos ahora, Benito?” A lo que este respondía: “La misma, pero más aprisa”. Sus hijos Sacramento y Maruja también siguieron por breve tiempo la tradición musical de la familia.
José Simón Cortés
Otros representantes locales de la música tradicional, fueron los gaiteros José Simón Cortés y Luis Vega Pubillones. José Simón, “Pepe el popular” o “Pepe el panaderu”, de Isongu, era padre de Leandro y Josefina Simón Martínez, que amablemente nos ha enviado desde Argentina algunas viejas fotografías en las que aparece su progenitor, una en la festividad de Nuestra Señora, otras como acompañante de un americano y su familia en una excursión a Los Lagos.
Luis Vega Pubillones
Luis Vega Pubillones, de Corao, en 1905, a la edad de 12 años, siendo alumno de la escuela de don Eduardo Llanos, encabezó la procesión de Nuestra Señora, tocando una gaita fabricada por José Remis Vega (gaitero de Margolles, padre de Remis Ovalle) “vestido con la indumentaria típica de nuestros antepasados”, según publica “El Auseva”. Lo encontramos, cuatro años después, entre los músicos que amenizan la “h.oguera”, tocando una flamante gaita escocesa (de la casa Butler & Sons, con sede en Londres y Dublín) junto al manubrio de Ludopi y el violín de José Blanco. Los músicos, para mejor disfrute de los bailadores —narra la crónica— se sucedían unos a otros “con regularidad cronométrica”.
Fuera de estas ocasiones, ni Luis Vega ni José Simón aparecen citados como músicos habituales en las romerías. Su actividad se circunscribe a festejos particulares, como el “h.ornáu del aguilandu” que con abundancia de sidra y castañas celebraron los mozos solteros de Corao, el 12 de enero de 1918. Ese día tocaron en el salón de baile del “Buen Hombre”, junto a otros músicos locales de los que no hemos podido averiguar nada: el manubrio del Roxu, el músico de Sotu Cangues, el tambor de Corao Castiellu y el gaitero Miguel “el de Corigos”.
Estos personajes, casi olvidados, alegraron con su música a nuestros padres y abuelos, en “antroxos”, funciones religiosas, trabajos colectivos y romerías, compartiendo “escenario” con los músicos profesionales, fuese una banda de música ambulante, un ciego tocador de zanfona o el famoso gaitero de Libardón que con motivo de la inauguración de la nueva iglesia parroquial, el 15 de agosto de 1915, actuó en las fiestas de Nuestra Señora.
Quiero darle las gracias a Tomasa Álvarez, Maruja Mones, Pepa Vega, Josefina Simón Martínez, Josefina Simón del Dago, Elena Gutiérrez, Maxi Blanco y Celso Diego por su colaboración. Si Ud., lector, conoce alguna información sobre estos u otros músicos, estaré encantado de escucharle.
Concluyo recordando una conversación con Pelayo del Dago, hace pocos años, sobre el presupuesto que el ayuntamiento destinaba a la celebración de la fiesta de San Antonio, en la capital. Le dije que era lógico que se hiciese un esfuerzo grande. Me contestó que sí, pero que también lo era que se destinase el mismo presupuesto al conjunto de fiestas de los pueblos, lo que no ocurría ni ocurre. En este año 2009, la recién nacida Banda de Gaitas de Cangas de Onís merece el apoyo de las comisiones de festejos del concejo, que deberían solicitar al Ayuntamiento su contratación y cesión gratuita para las fiestas patronales, que no se acaban en Cangas de Arriba.
Francisco José Pantín Fernández
Artículo publicado en el Boletín de Fiestas de Nuestra Señora, Corao, Asociación “El Castañéu”, 2009.
Posdata: En la actualidad, el joven gaitero y prometedor ciclista Alfredo Teleña Corbeto, bisnieto de Luis Vega Pubillones, también forma parte del elenco de músicos locales que engalanan con sus sones las fiestas de Corao.
Buenas tardes, me gustaría contactar con Ud. por medio de correo electrónico, si fuera posible. Muchas gracias
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