Haciendo ciudad: los cambios urbanísticos de Cangas de Onís en las dos primeras décadas del siglo XX
El 23 de junio de 1907, el rey Alfonso XIII concedió a Cangas de Onís el título de ciudad y el tratamiento de excelencia a su Ayuntamiento[cli]. Ahora bien, geográficamente, Cangas de Onís no dejaba de ser una simple villa, por su escaso número de habitantes, la subsistencia de actividades económicas agrícolas y un asentamiento urbano que carecía de la necesaria continuidad en la edificación. A finales del siglo XIX se habían producido algunas actuaciones transcendentales en la configuración de su trama urbana: la construcción del puente sobre el río Sella, la apertura de la carretera nueva, hoy conocida como avenida de Covadonga, que ensanchó la población sin costar una peseta al municipio[clii] y la construcción del edificio de la Audiencia que conformaba un nuevo eje urbano, cuya pésima comunicación con el antiguo, dispuesto en torno a las calles San Pelayo y Mercado, generaba un importante problema urbanístico. En la margen derecha del río Güeña se ubicaba la aldea de Contranquil con su extensa vega, ajena por completo a la villa que no había podido iniciar su desarrollo hacia el norte por no existir un puente que comunicase convenientemente ambas orillas. Los vecinos realizaban el paso del Güeña por el puente de La Morra[cliii] y la pedrera mientras los carros vadeaban el río junto a ésta. Cangas de Arriba se configuraba como un barrio aparte por el trabajoso engarce de su elevado emplazamiento con el llano del Mercado.
En los años que anteceden a la celebración del duodécimo centenario de la batalla de Covadonga, las distintas corporaciones municipales de Cangas de Onís dieron solución a algunos de estos problemas con la apertura de una calle transversal entre las dos carreteras que discurren en el eje este-oeste de la ciudad, necesidad acuciante desde la entrada en servicio de la estación del tranvía de Arriondas a Covadonga, y la construcción de un puente sobre el río Güeña.
La creación del parque público municipal no supuso un cambio transcendente en el desarrollo de la ciudad, aunque estuvo vinculada a la ubicación del mencionado puente, pero la modernización de una población en crecimiento, en consonancia con las nuevas necesidades sociales, trajo otras obras de mayor calado urbano: el alcantarillado de la ciudad, el ensanche del cementerio[cliv], la traída de aguas, la construcción de un nuevo matadero público[clv] y posiblemente el alquitranado de las travesías de la ciudad[clvi].
El alcantarillado general de la ciudad
El alcantarillado general de la ciudad era muy necesario para la higiene y salubridad pública de Cangas de Onís. El remate se realizó en el ayuntamiento el 26 de noviembre de 1906, adjudicándose las obras a Manuel González Fernández, vecino de Gijón, en la cantidad de 16.000 pesetas. Los trabajos comenzaron en junio del año siguiente, cubriéndose la riega de Ricao que “por sus focos de infección y pestilentes olores” suponía un grave problema sanitario que quedó solucionado en septiembre de 1907 al enterrarse por completo<[clvii].
El alcantarillado, que también incluía el de la cárcel del partido, discurría desde la plaza de San Pelayo hasta el río Güeña, donde desembocaba. Las obras se hicieron con rapidez, aunque todavía continuaban en el año 1908[clviii], y su construcción era inmejorable, según El Auseva. Una de las medidas previstas por la Junta de Sanidad del Ayuntamiento en 1918 “era la instalación de inodoros en todos los pisos”. La Compañía de Aguas estaba dispuesta a facilitar el material necesario para que aquellos propietarios que no pudiesen hacer los gastos de una sola vez se surtiesen de lo indispensable a buen precio y a plazos con un pequeño interés[clix].
La traída de agua potable a los domicilios
A las cuatro de la tarde del 6 de noviembre de 1907 se reunieron en el ayuntamiento, convocados por el alcalde, varios particulares “para tratar de la traída de aguas a domicilio” y conocer el proyecto y planos realizados por el ingeniero Manuel A. de Nora, a los que prestaron su conformidad, procediéndose a abrir un empréstito por acciones de cien pesetas para cubrir el presupuesto de la traída de aguas, que no alcanzaba las 50.000 pesetas. La obra concitó la unanimidad por ser altamente beneficiosa para el vecindario, en sus aspectos público y privado. Se suscitaba una sola duda, sobre la conveniencia de que fuese el ayuntamiento o una empresa privada quien realizara la obra, acordándose que fuera el primero quien se encargase de la traída de aguas y de su explotación cubriéndose el capital necesario mediante acciones de 100 pesetas con el 4 por ciento de interés[clx]. Se levantarían además dos fuentes públicas, una en San Pelayo y otra en la Plaza.
El Auseva creía que si el Ayuntamiento hacía la traída de aguas, el vecindario se encontraría con un “inmenso beneficio para los usos ordinarios de la vida, higiene, incendios, etc., etc., sin gravarse en una peseta y con ítem de tener una propiedad y una fuente de ingresos respetable y saneada, el día que se amorticen las acciones”[clxi].
Pasaron cuatro largos años sin lograr cubrir la emisión de capital y en una reunión celebrada en 1911 “se acordó por mayoría, que la suscripción para cubrir las 50.000 pesetas del presupuesto, fuese popular y por acciones de una a cinco, de 100 pesetas, siendo cubierto con exceso”, por lo que se esperaba que en un corto plazo de tiempo dieran comienzo los trabajos para la traída de aguas de Cangas de Arriba a esta ciudad[clxii]. Tardarían más de un año.
Por fin, el martes 13 de agosto de 1912 se reunieron en el ayuntamiento la mayor parte de los accionistas acordándose la creación de una comisión que habría de encargarse de los trabajos de construcción, formada por Antero González Díaz, como presidente, Enrique Comas, secretario, y vocales Ceferino Laria, Francisco J. Beceña, Ramón Blanco, Leandro G. Ceñal, Francisco Pendás Cortés, José Abego, Faustino A. Llaneza y José M.ª Cuesta[clxiii]. Inmediatamente se solicitó, con arreglo al proyecto del ingeniero Nora, la cantidad de 2,83 litros de agua por segundo derivados de la fuente de Cangas de Arriba, situada al lado de la iglesia parroquial y que surtía a la mayoría del vecindario. La cantidad solicitada era aproximadamente la mitad de su caudal, realizándose la captación de aguas en el sitio donde surgía el manantial, situado a unos 20 metros aguas arriba del emplazamiento de la fuente. Las aguas serían conducidas desde el depósito regulador por una tubería de hierro subterránea asentada sobre terrenos de dominio público[clxiv], que en octubre de 1914 se terminó de instalar en el centro de la población[clxv]. La fuente de Cangas de Arriba, que con motivo de las obras del depósito para la traída de aguas estuvo algún tiempo sin agua, volvió a abrirse al público en noviembre de 1915[clxvi].
Título accionarial de la Proveedora de Aguas de Cangas de Onís a favor de Pedro Sarmiento Beceña. Col. Guillermo Sarmiento.
Los accionistas fundaron en 1913 la Sociedad Anónima Proveedora de Aguas de Cangas de Onís, presidida por Antero González Díaz. En 1918 repartió “un dividendo activo del 6 por 100 sobre el valor de los dividendos pasivos efectuados por los tenedores de acciones hasta el año de 1915”[clxvii].
La travesía entre las carreteras
La apertura de una travesía entre la calle San Pelayo y la carretera nueva, próxima a la estación del tranvía, resultaba imprescindible para dotar a Cangas de Onís de un paso adecuado y digno entre las arterias sociales y comerciales de la ciudad. Antes de su construcción, la comunicación se realizaba desplazándose carretera arriba hasta la plaza pública y abajo hasta la carretera de Castilla, o transitando por los inmundos callejones del matadero viejo y de las cuadras de la empresa de coches de caballos de Joaquín Carrio.
Con indisimulada ironía, El Auseva publica una gacetilla en la que da el nombre de Rambla de las Flores a la calle “espaciosa, recta y limpia” del antiguo matadero y añade que en los días de lluvia el tránsito es imposible y peligroso, retrocediendo muchos viajeros para tomar el camino que conducía al Café de Labra o el mencionado de las cocheras de Carrio. Y se pregunta: ¿No denigra a toda una ciudad tránsitos de esta especie? Recomiendan al alcalde que pase por allí para convencerse y “que lleve zancos y pañuelo perfumado”[clxviii].
El antiguo matadero, que aprovechaba las aguas de la riega de Castrillo, fue derribado en la última semana del mes de marzo de 1911 y se pensaba que una vez demolido se continuarían las obras derribando las paredes y parte de los edificios del Merendero para construir la nueva y ancha calle en proyecto[clxix], para la que El Auseva propone el nombre del político Manuel Uría[clxx]. El expediente y proyecto facultativo había sido aprobado por el Gobierno civil de la provincia a finales del año 1910. Sin embargo la travesía debió construirse a finales del año 1916 o en 1917 porque en la sesión del Ayuntamiento de Cangas de Onís del día 4 de abril de 1916 se acordó dar el nombre de Emilio Laria[clxxi] a la calle que “había de abrirse” desde la esquina del Merendero hasta La Pontiga[clxxii] y en la fotografía panorámica de Cangas de Onís que realizó Enrique Suárez en 1917 se ve la calle aparentemente concluida.
El parque municipal
El parque público de Cangas de Onís. Col. Celso Diego Somoano.
En octubre de 1906, tenemos la primera noticia conocida de que existía la intención de construir un parque público en Cangas de Onís en la finca de La Baragaña, contigua a la casa de Antero González Díaz, “abriendo ancho camino que atraviese desde la carretera de San Pelayo a la nueva que conduce a las Consistoriales”[clxxiii]. La idea, dice El Auseva, era objeto de alabanzas, quizá las primeras y últimas porque el proyecto fue combatido desde algunos sectores que estimaban prioritarias otras actuaciones[clxxiv]. En los presupuestos municipales del año 1908 ya se incluyeron partidas para la expropiación de los terrenos[clxxv], pero cuatro años después las obras aún no habían comenzado[clxxvi]. Aunque se decía que el Ayuntamiento no tenía más medios que para el parque[clxxvii], lo cierto es que en 1918 aún no se había abierto y como apremiaba el tiempo, con motivo de los fastos covadonguinos, “sólo se harán las aceras laterales y la instalación de luz eléctrica[clxxviii].
El ansiado puente sobre el Güeña
Una obra importantísima y largamente deseada, la construcción del puente sobre el río Güeña que anunciaba un nuevo periodo de desarrollo y expansión urbana, se convirtió en ruidoso motivo de disputa entre las dos facciones políticas locales por causa de su emplazamiento.
El 26 de octubre de 1910, el diputado liberal Miguel Salvador Carreras presentó en el Congreso de los Diputados una proposición de ley pidiendo la inclusión en el plan general de carreteras de una que partiendo de Cangas de Onís terminase en el pueblo de Llueves[clxxix]. El Auseva, que lo confunde con su padre el ex-ministro Amós Salvador, habla por primera vez del puente sobre el río Güeña, atribuyendo la proposición a las gestiones del político Manuel Uría”[clxxx]. El 5 de febrero de 1911 la Gaceta de Madrid aprobó su estudio en el plan de obras nuevas de carreteras y el 3 de marzo de 1911, Alfonso XIII, sancionó su inclusión en el plan general de carreteras del Estado[clxxxi].
Con este motivo, en diciembre de 1910, se trasladó a Cangas de Onís el ayudante de ingenieros Tomás López “para tomar medidas y presupuestos de un puente sobre el río Güeña”[clxxxii]. Unos días después, el 12 de dicho mes, el ingeniero jefe de la provincia de Oviedo, Enrique Galán, inspeccionó en su compañía el lugar en el que había de emplazarse el nuevo puente. El ayudante había valorado tres sitios en sus estudios previos, siendo “el preferido como lugar más céntrico de la ciudad, más cómodo y más económico para el Estado”, el que partiendo de la carretera nueva iba tocando con el ayuntamiento, por el prado que había sido de Juan Pelayo Gómez. Dicho de otro modo, el puente habría de cruzar el río dando salida a la actual calle Bernabé Pendás. Según la opinión general, esta ubicación beneficiaba al Ayuntamiento que podía hacer un camino al nuevo matadero sin necesidad de expropiaciones y con la nueva trasversal y el callejón de las cocheras de Joaquín Carrio (que debía estar hacia donde está la iglesia actual) “estará la ciudad servida por igual, por arrancar precisamente por el centro de San Pelayo y la Plaza” [clxxxiii]. Cuatro años después, el ayuntamiento solicitó para este puente la declaración de utilidad pública[clxxxiv].
En 1915, el proyecto de la carretera de tercer orden de Cangas de Onís a Llueves, con un puente sobre el río Güeña, fue expuesto al público para la presentación de las reclamaciones oportunas “bajo el punto de vista administrativo y de los intereses de la localidad”[clxxxv]. El proyecto contemplaba un cambio en la ubicación del puente lo que provocó una gran polémica, presentando varios vecinos[clxxxvi] de Cangas de Onís, el 8 de mayo de 1915, una instancia en el Negociado de Fomento del Gobierno civil de la provincia, en la que se oponían a la aprobación del proyecto, “en lo que se refiere al emplazamiento del puente al lado del nuevo matadero”[clxxxvii].
Puente de Contranquil o del Matadero. Col. Francisco José Pantín Fernández.
Los opositores rechazaban la nueva ubicación, que eliminaba el puente del centro del pueblo y lo llevaba a un extremo de la ciudad, por el perjuicio que causaba al Estado, que debería incrementar su aportación económica, al interés general de Cangas de Onís y de la inmensa mayoría de sus habitantes, y en especial a los labradores que tenían la mayor parte del terreno destinado al cultivo en la vega de Contranquil y debían vadear el río tanto para recoger los frutos como para transportar los abonos y que ahora tendrían que continuar vadeándolo.
Veían, además, que el cambio de ubicación obedecía al interés particular de los propietarios de los terrenos próximos a la nueva ubicación que acrecentaban el valor de sus fincas. El semanario local El Auseva, alineado con los opositores, señala al alcalde José González Sánchez, cuya conducta considera muy sospechosa, al diputado provincial José de Abego y a tres o cuatro correligionarios suyos que eran dueños de bienes radicados en las inmediaciones del nuevo matadero. Una gran parte de los terrenos de la vega de Santa Cruz, en la margen derecha del río Güeña, eran propiedad de los sobrinos de Antero González[clxxxviii].
Los concejales Pío Pérez, Manuel Pendás Junco y Manuel Cuesta, pertenecientes a la minoría reformista en el ayuntamiento, presentaron en la sesión del Ayuntamiento de Cangas de Onís del día 11 de mayo de 1915 una moción “solicitando que el Ayuntamiento acordara adherirse a la reclamación del pueblo y coadyuvara con él para conseguir el emplazamiento del puente al lado de la Casa Consistorial”. Viéndose el alcalde en minoría, arremetió contra la oposición produciéndose un formidable escándalo que dio por resultado el que se levantara la sesión sin tomar acuerdo, quedando el acta sin firmar. Los concejales opositores habían propuesto que se abriera un plebiscito y que el puente se construyera donde la mayoría del pueblo pidiera[clxxxix]. Nada de esto se produjo y el puente se fabricó junto al nuevo matadero.
La construcción del puente se subastó el 25 de noviembre de 1915, con un presupuesto de contrata de 80.092,17 pesetas que comprendía no solo el puente sino lo que restaba por ejecutar de la carretera[cxc]. El 20 de julio de 1915 habían comenzado en la zona de Contranquil los trabajos de la carretera que conducía al pueblo de Llueves[cxci]. El puente se construyó en el año 1916; no sabemos la fecha de su inicio, pero en septiembre se dice en El Orden que se halla muy adelantado, trabajando en él un gran número de obreros que dan vida y movimiento a la población y que inmediatamente se dará inicio a “las obras de cantería en los cimientos de las dos grandes pilastras que se han de levantar a una y otra parte del río y a las cuales piensa el señor Bravo dar gran impulso durante el mes de septiembre”[cxcii]. Aprovechando el buen tiempo que reinó durante este mes, las obras avanzaron con rapidez y en octubre quedaban fuera de cimientos las dos pilastras del puente[cxciii]. En la mencionada fotografía de Suárez, realizada en 1917, se ve el puente “del Matadero” casi finalizado.
Las transformaciones urbanísticas que Cangas de Onís experimentó en las dos primeras décadas del siglo XX determinaron el paisaje urbano de la ciudad actual. Las peculiaridades de la historia social, económica y cultural que nuestros antepasados protagonizaron hace un siglo, en torno al duodécimo centenario de la batalla de Covadonga, perviven en nuestro yo colectivo y para algunas situaciones que acontecen en Cangas de Onís en la actualidad, 1918 continúa siendo el presente.
Notas
[cli] Gaceta de Madrid, Madrid, año CCXLVI, núm. 176, 25 de junio de 1907, tomo II, p. 1.175.
[clii] El Auseva, Cangas de Onís, año XV, núm. 738, 20 de mayo de 1905, p. 2.
[cliii] También llamado de Pozo-falso, en 1891 fue reconstruido tras su destrucción por una riada cuatro años antes. Daba servicio a las poblaciones de Contranquil, H.elgueres, Celango y Llueves.
[cliv] Comenzó a utilizarse en noviembre de 1907. El Auseva, Cangas de Onís, año XVII, núm. 867, 9 de noviembre de 1907, p. 2.
[clv] El 18 de junio de 1909 tuvo lugar la subasta para su construcción, adjudicándose a Pedro Sobrecueva en 12.494 pesetas. A finales de año las obras estaban casi concluidas y se pensaba que comenzaría a prestar servicio en enero de 1910, pero en febrero de 1911 aún se estaban colocando la bomba y la tubería para surtirle de agua. Su construcción permitió el derribo del antiguo matadero y la apertura de la calle Emilio Laria. El Auseva, Cangas de Onís, año XIX, núm. 945, 8 de mayo de 1909, p. 2; núm. 952, 26 de junio de 1909, p. 2; núm. 975, 4 de diciembre de 1909, p. 2 y núm. 1.035, 4 de febrero de 1911, p. 2.
[clvi] Leemos en El Auseva que Manuel Uría “ha conseguido del Excmo. Sr. Director general de Obras públicas que se alquitranaran, por cuenta del Estado, las travesías de esta ciudad, para lo cual se ofició al Sr. Ingeniero Jefe de Oviedo, a fin de que haga el presupuesto y librar la cantidad necesaria”. El Auseva, Cangas de Onís, año XX, núm. 1.022, 29 de octubre de 1910, p. 3. El ayudante de ingenieros Tomás López estuvo en Cangas de Onís para tomar medidas y presupuestos del puente sobre el río Güeña y del alquitranado de las calles. Íd., núm. 1.028, 10 de diciembre de 1910, p. 3. Desconozco si se llevó a cabo por entonces.
[clvii] El Auseva, Cangas de Onís, año XVI, núm. 811, 1º de diciembre de 1906, p. 2; y año XVII, núm. 847, 22 de junio de 1907, p. 3; núm. 858, 7 de septiembre de 1907, p. 2; y núm. 860, 21 de septiembre de 1907, p. 3.
[clviii] “En los nuevos presupuestos [para 1908] de este Excmo. Ayuntamiento, ya aprobados por la Corporación y Junta de Asociados, se incluyen cantidades para… la conclusión de las obras del alcantarillado”. El Auseva, Cangas de Onís, año XVII, núm. 873, 21 de diciembre de 1907, p. 2.
[clix] El Orden, Cangas de Onís, año V, núm. 233, 16 de junio de 1918, pp. 1-2.
[clx] Se suscribieron acciones por casi la mitad del capital y se pensaba que el resto se cubriría sin grandes dificultades, comenzando las obras de inmediato pero aún tardarían unos años. El Auseva, Cangas de Onís, año XVII, núm. 867, 9 de noviembre de 1907, p. 2.
[clxi] El Auseva, Cangas de Onís, año XVII, núm. 868, 16 de noviembre de 1907, pp. 1-2.
[clxii] Íd., año XXI, núm. 1.066, 2 de septiembre de 1911, p. 3.
[clxiii] Íd., año XXII, núm. 1.115, 17 de agosto de 1912, p. 3.
[clxiv] Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo, núm. 194, 23 de agosto de 1912, p. 1.
[clxv] Covadonga Gráfica, Cangas de Onís, año I, núm. 3, 1º de noviembre de 1914, s. p.
[clxvi] El Auseva, Onís (sic), año XXV, núm. 1.284, 13 de noviembre de 1915, p. 3.
[clxvii] En 1918 se habla del balance del quinto año social. El Popular, Cangas de Onís, año III, núm. 89, 20 de julio de 1918, p. 3 y núm. 94, 10 de septiembre de 1918, p. 3.
[clxviii] El Auseva, Cangas de Onís, año XXII, núm. 1.129, 23 de noviembre de 1912, p. 3.
[clxix] Se expropiaron el 30 de julio de 1915, siendo alcalde José González Sánchez, una finca situada en el Censo, de tres áreas de terreno a patio, con parte de cuadra y horno, propiedad de Atanasio Martínez, dueño del Merendero; ochenta y cinco centiáreas del prado llamado Censo, propiedad de Josefa Labra y un área y veintidós centiáreas del prado llamado Censo, propiedad de José María Pendás Cortés. Boletín oficial de la provincia de Oviedo, núm. 191, 21 de agosto de 1915, pp. 3-4.
[clxx] El Auseva, Cangas de Onís, año XXI, núm. 1.043, 25 de marzo de 1911, p. 3 y núm. 1.044, 1º de abril de 1911, p. 3.
[clxxi] En la sesión del Ayuntamiento del día 18 de mayo de 1915, el concejal Manuel Cuesta propuso a la corporación municipal que “como debido homenaje al finado D. Emilio Laria Díaz, médico que fue de este concejo, se ponga su nombre a una de las calles de esta ciudad”. Boletín oficial de la provincia de Oviedo, núm. 217, 22 de septiembre de 1915, p. 3.
[clxxii] El Auseva, Cangas de Onís, año XXII, núm. 1.104, 1º de mayo de 1912, p. 1.
[clxxiii] Íd., año XVI, núm. 811, 13 de octubre de 1906, p. 3.
[clxxiv] El Aldeano publica un artículo donde dice que el concejo vería con gusto destinar las cantidades que se emplean en el parque en “obras necesarias y de reconocida utilidad pública”, como perfeccionar el alcantarillado, reformar el empedrado de las calles, emplazar un mercado cubierto, construir una escuela de niñas moderna, adquirir alguna casa vieja y antiestética y demolerla para ensanchar las vías públicas, levantar un lavadero “y tantas otras reformas que demanda la higiene y la cultura”. El Aldeano, Corao, año I, núm. 5, 1.º de mayo de 1912, p. 1.
[clxxv] El Auseva, Cangas de Onís, año XVII, núm. 873, 21 de diciembre de 1907, p. 2. Para la construcción del parque y sus calles laterales se expropiaron casi 19 áreas en dos fincas sitas en La Baragaña, que eran propiedad de Francisco J. Beceña y de Antero González Díaz. Boletín oficial de la provincia de Oviedo, núm. 191, 25 de agosto de 1915, p. 3.
[clxxvi] El Auseva, Cangas de Onís, año XXII, núm. 1.109, 6 de julio de 1912, p. 3.
[clxxvii] Íd., núm. 1.107, 22 de junio de 1912, p. 1.
[clxxviii] El Orden, Cangas de Onís, año V, núm. 233, 16 de junio de 1918, pp. 1-2.
[clxxix] Diario de Sesiones de Cortes : Congreso de los Diputados, legislatura 1910-1911. Apéndice vigésimo tercero al nº 53.
[clxxx] El Auseva, Cangas de Onís, año XX, núm. 1.023, 5 de noviembre de 1910, p. 3.
[clxxxi] Gaceta de Madrid, Madrid, núm. 36, 5 de febrero de 1911, p. 356 y núm. 77, 18 de marzo de 1911, p. 762.
[clxxxii] El Auseva, Cangas de Onís, año XX, núm. 1.028, 10 de diciembre de 1910, p. 3.
[clxxxiii] Íd., núm. 1.029, 17 de diciembre de 1910, p. 3.
[clxxxiv] Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo, núm. 115, 20 de mayo de 1914, p. 1.
[clxxxv] Íd., núm. 83, 13 de abril de 1915, p. 2.
[clxxxvi] “Más de trescientos vecinos”. El Auseva, Onís (sic), año XXV, núm. 1.258, 15 de mayo de 1915, p. 2.
[clxxxvii] Íd.
[clxxxviii] Asturias : revista gráfica semanal, año III, núm. 116, 15 de octubre de 1916, p. 17.
[clxxxix] El Auseva, Onís (sic), año XXV, núm. 1.258, 15 de mayo de 1915, p. 2
[cxc] Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo, núm. 264, 16 de noviembre de 1915, p. 1.
[cxci] El Auseva, Onís (sic), año XXV, núm. 1.268, 24 de julio de 1915, p. 3.
[cxcii] El Orden, El Puente-Parres (sic), año III, núm. 140, 3 de septiembre de 1916, p. 3 y núm. 141, 10 de septiembre de 1916, p. 3.
[cxciii] Íd., núm. 146, 15 de octubre de 1916, p. 3.