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c. 1920
Pelayo Infante
Col. Pepita Borbolla (Ortigueru)

El turismo de proximidad realizado por los vecinos del concejo de Cangas de Onís les permitió descubrir las bellezas de las montañas cantábricas. Aunque la visita al lago Enol y sus contornos era la preferida por los turistas, las excursiones a Angoyo y Cobarcil, atravesando el desfiladero del río Sella por la carretera del Pontón, gozaban de merecida fama. Visitantes ilustres como el infante Carlos de Borbón y su esposa la princesa Luisa de Orleans, la infanta Isabel, los marqueses de Valdeiglesias, Villaviciosa, Canillejas, Ferrera y el conde de Peñalver realizaron excursiones en automóvil desde Cangas de Onís hasta tierras leonesas.

En 1912 unos cuarenta cangueses, de ambos sexos, tomaron varios coches e hicieron una excursión al puente de Angoyo, límite de las provincias de Asturias y León, y en julio de 1915, Manuel Cuesta, Paciente Mori, Luis González, Fernando Fernández Rosete y Adolfo López, Reverte, realizaron otra de ocho días a los puertos de Angoyo «para descansar de sus tareas cotidianas y disfrutar del aire puro de aquellas alturas».

En 1911 comenzó a circular una línea de coches entre Cangas de Onís y Cobarcil, donde existía una venta. En ella harán noche el 4 de septiembre de 1915, cinco miembros de la agrupación Peñalara: Antonio Victory, del Club Alpino Español; Eduardo Schmid, de la sociedad ginebrina Flore des Alpes; Francisco Andrada, del Club Alpino; Ramón Quesada; y José F. Zabala, también del Club Alpino y coautor con Pedro Pidal del libro Picos de Europa : contribución al estudio de las montañas españolas (Madrid, Club Alpino Español, 1918). Distraen la espera hasta la cena contemplando «el pintoresco espectáculo que ofrece un aluvión de romeros de Covadonga, que abajo, en el portalón, discuten, gritan, parlotean o ríen; unos cuantos, agrupados en torno de un cantador, escuchan devotamente una nostálgica tonada, de extraordinaria simplicidad musical. Son las nueve, cuando sobre el inmaculado mantel de nuestra mesa humea una cazuela de sopas de ajo con huevos… todo ello desaparece ante el empuje de cinco voraces excursionistas… Después, unos filetes de ternera; luego una fritada de truchas, y queso de Oseja, y fruta, y café, y… a dormir».

En la fotografía vemos a vecinos de Cangas de Onís en sus carruajes a la entrada del túnel de Angoyo, que aparece en alguna de las postales que se comercializaban como recuerdo de Covadonga. Reconocemos, en la xarré de nuestra izquierda, a Luis Sánchez Pendás, vicepresidente del Círculo de Artesanos.

Fotografía y comentario publicados en Pantín Fernández, Francisco José, Cangas de Onís 1918, vida en torno a un centenario, Cangas de Onís, Ayuntamiento de Cangas de Onís, 2018, pp. 242-243.