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El Llagarón, Cangas de Onís,  28 de enero de 1888 – Buenos Aires (Argentina), 1989. Hijo de Antonio Bas-Cristóbal Iglesias, y de doña Generosa de Diego Álvarez, comerciantes; su padre también fue director de la cárcel de Cangas de Onís en los turnos que gobernaba Práxedes Mateo Sagasta. Su nombre completo es Antonio María Luis Bascristóbal de Diego. Su hermana Ana es la madre de los también escritores Joaquín y Judith Gómez Bas.

Sus primeros escritos, poesías, cuentos y anécdotas asturianas, se publicaron en el semanario El Orden que se imprimía en la imprenta de José de la Macorra, regida por un pariente suyo.

Constantino Suárez, para escribir la reseña biográfica de este autor, reproduce las noticias que el propio Bascristóbal le hace llegar. Así, sabemos que su infancia fue triste, amargada por la enfermedad de la escrófula, que le “roía la garganta”. Sus únicos estudios los primarios, siendo frecuentes las faltas de asistencia al colegio, como consecuencia de aquella.

Acrecentó su tristeza, la larga y penosa enfermedad de su padre, postrado, paralítico, cinco años en cama contigua a la suya, para fallecer, al cabo, en el hospital de la villa. Es entonces, cuando contaba entre ocho y once años, cuando nace su afición a la lectura, al leer a su padre impedido, periódicos, revistas y libros, que recuerda siempre abundaban en su casa.

El tratamiento de su enfermedad, que requiere la búsqueda del oxígeno preciso en el contacto con la naturaleza, ya sea en los bosques altos, ya en las orillas de los ríos, propicia, ya muerto el padre, la definitiva entrega del joven Bascristóbal a la lectura.

Su estreno poético —transcribe Constantino Suárez— fue “imitando inconscientemente, eso sí, y en grado ínfimo, a Molière. Ello tuvo lugar entre los trece y catorce años. Había organizado una murga carnavalesca, y hube de componer las coplas, en las que satirizaba ya al alcalde de la villa. Por causa de una grave disensión habida entre los infantiles componentes, salí también a la calle sustituyendo al tránsfuga director. Y no fue tan malo que dijéramos el resultado de aquella sensacional salida a los dominios de Euterpe y Talía, puesto que, al sacar balance, horas más tarde, tocamos a catorce reales por cada alocada cabeza, cabiéndome a mí, como organizador y director accidental, pasar una noche de caballo en un grito de queja, soportando un tremendo dolor de pecho, consecuencia de haber bailado toda la tarde de gracia con un pesado bombo, hecho de una barrica de sardina y unos retazos de lona, sobre mi no muy recia caja torácica”.

Prosigue Bascristóbal el relato: “El libro y la caña de pescar fueron siempre, desde los catorce a los diecisiete años, durante el día, mis inseparables compañeros de correrías por montes, vegas, valles y orillas de ríos. En la misma época nació en mí una gran afición a la música, inclinación a que me llevaron los telúrico-infernales conciertos que la Banda Municipal solía dar en las plazas, hacia la guitarra, instrumento que alcancé a pulsar discretamente, por lo cual, y siendo poseedor de excelente voz atenorada, modestia a un lado, no se organizaba fiesta de jóvenes en la villa y pueblos vecinos sin contar con mi concurso”.

Su madre, viuda ya, mantiene a la familia atendiendo un pequeño negocio “mezcla de café y taberna”, hasta que el pleito por una herencia agota las escasas ganancias que el establecimiento produce, resolviendo emigrar, en compañía de sus dos hermanas, a Buenos Aires, a fines del año 1908, “llevando todos los espíritus bien templados para lo que el porvenir nos deparara; sobre todo, el mío, que a tal edad ya no esperaba que el mundo, dondequiera que fuese, le revelase nuevos secretos de amargura.

Antonio Bascristobal. Fotografía publicada por Constantino Suárez en Escritores y Artistas Asturianos.

En la Argentina, trabajó primero en el comercio, pasando luego a un taller, para dedicarse, tras otros trabajos, a la venta de automóviles. Después de una primera época en Buenos Aires, pasó a residir en Avellaneda, población cercana a la capital. La enfermedad, siempre presente, y los momentos de descanso que exigía, le permitieron ampliar su cultura con abundantes lecturas, que fertilizarán, años después, su actividad como escritor festivo y satírico.

Colabora en numerosos diarios y revistas, principalmente en los de Avellaneda y Buenos Aires. En El Progreso, de la primera ciudad, sostuvo, en el año 1922, una campaña “contra las autoridades y empleados del Hospital Municipal, y de rebote contra las autoridades comunales”. Escribió en otras publicaciones de Avellaneda como los periódicos El Mercurio y La Libertad, uno de los principales del país, y la revista ilustrada Progreso, publicando una serie de sonetos festivos. En esta ciudad dirigió El Heraldo que fundó con otro escritor asturiano, José García de Diego. Sólo alcanzó un año de vida.

En Buenos Aires, colaboró con frecuencia en El Imparcial, escribiendo, también asiduamente, en Asturias, La Voz de Asturias y El Correo de Asturias, publicaciones asturianas editadas en la capital argentina, dirigidas por su amigo Manuel García Pulgar, (a) Pulgarín, entre los años 1933 a 1943, aproximadamente. En España publicó, de manera esporádica, en El Orden de Cangas de Onís y la revista Norte, de Madrid y también en las revistas mexicanas Cuatro Vientos y Ambos Mundos.

Escribe Celso Diego Somoano que toda su vida “debió de añorar intensamente a Cangas de Onís, pues de su pluma salieron hermosos recuerdos de su vida aquí”. Lo confirma su sobrina, la escritora Judith Gómez Bas, a Xurde Blanco, al hablarle de los 81 años vividos por su tío en Argentina, de perpetua nostalgia por su Asturias natal.

Obra publicada

Artículos:

“Andanzas de Pachín de Xuaca : Noche de esfoyaza y algo más”, en la revista Asturias, Buenos Aires, octubre de 1932. También en el semanario Asturias, de diciembre de 1932.

“Cartes de Xuanín de la Portiella y de Nin de la Peñera”, en el semanario Asturias, Buenos Aires, 4 de febrero, 22 y 29 de junio y 5 y 12 de agosto de 1933.  La primera, dice Blanco, escrita, con seguridad, por un hijo suyo.

“Coplas asturianas” en Cuatro Vientos (Segunda época de Norte), México D.F., 28 de septiembre de 1962, año XXXIII, núm. 189, pp. 47-48.

“La xatina está mala”, Oviedo, Boletín de las fiestas de Santa Susana, 1935. Otra versión de este poema, en la revista Asturias, Buenos Aires, 1965.

Bibliografía

Blanco Puente, Xurde, [Nota biografíca] en Cartes, Poemes y Coples (1932-1965), de Antonio Bascristóbal de Diego, Uviéu, Academia de la Llingua Asturiana, 1997.

Diego Somoano, Celso, “Antonio Bas-Cristóbal de Diego” en Boletín de las fiestas de San Antonio, Cangas de Onís, Sofesa, 1988.

Suárez, Constantino, Escritores y Artistas Asturianos. Indice bio-bibliográfico, Madrid, [s. n.] (Imp. «Sáez Hermanos»), 1936, tomo II, pp. 66-69.